Por: Mireya Ramírez Pulido.

La ruptura populista de Petro

Jun 9, 2025

Colombia, “el país potencia mundial de la vida”, “el país de la belleza”, son algunas de las frases con las que Gustavo Petro evocó y pretendió construir un sentido nacional, un sentido de valor popular de patria, en una Colombia sin identidad, sin auto reconocimiento de sus valores y riqueza.

Gustavo Petro cimentó su discurso en una amplia retórica sobre la historia de injusticia social, de exclusión de las mayorías en favor de los intereses de una étile corrupta, una historia tristemente cierta y documentada, reconocida en el inconsciente colectivo del pueblo colombiano, gracias a la cual se han perpetrado la pobreza y la exclusión social. En una contienda electoral con el menor porcentaje de abstencionismo de los últimos 18 años, fue  elegido por 11.291.986 de colombianos -al menos eso dijo la Registraduría- hastiados de esa clase política corrupta, seducidos por una elocuente narrativa de reivindicación de las causas sociales.

 “Soy Gustavo Petro y quiero ser SU PRESIDENTE”, fue la frase de campaña con la  que representaría -por fin- al pueblo, encarnando al líder mesiánico esperado por ese pueblo excluido, sin los privilegios de la élite, sin los privilegios del poder, y sin las garantías mínimas a  una vida digna; y para 450.664 personas tan solo en las últimas 3 décadas[1], sin la garantía del elemental derecho a la vida.

En la línea de los populismos latinoamericanos,  los anteriores elementos definen a Gustavo Petro como populista: “Los populismos latinoamericanos a lo largo del siglo XX, caracterizados por una construcción política nacional – popular, la activación del pueblo y la estigmatización de las élites corruptas”[2].

El populismo de Petro se cierne con la activación popular provocada a partir de la convocatoria efectuada por los sectores de oposición (la izquierda) al  Paro Nacional del 21N[3],  el cual logró un segundo elemento en el populismo y que fue polarizar el país contra un enemigo: el  gobierno de la derecha ejercido por el  entonces presidente Iván Duque.  

Dicha movilización denominada el  “estallido social” post pandemia  llevó a la esfera pública el generalizado descontento popular auspiciado por lideres de izquierda que atizaron el fuego de la protesta con organizaciones como “la primera línea”, proveyeron con  logística a la movilización y activación de la protesta “popular”.

Su campaña bajo el eslogan  “El gobierno del Cambio”, indica que ahora quien gobernaría seria el pueblo, y que lo haría para sus intereses: los del pueblo. Así lo anuncia la BBC News Mundo:

“Petro habló por primera vez como presidente electo después de su compañera de fórmula, Francia Márquez, quien destacó que «después de 214 años» Colombia tendrá «un gobierno del pueblo». «El gobierno de la gente de a pie, de los nadies y las nadies», señaló la primera vicepresidenta afro de la historia del país”[4]

Un discurso netamente demagógico, sin cifras, sin presupuestos, sin rigor técnico ni prospectiva viable. Y es que Gustavo Petro es un maestro de la manipulación política, quien prevalido de la deuda histórica de justicia social, acuñó el  discurso de la lucha de clases, de la lucha del pueblo contra la oligarquía, un elemento polarizante, característico del discurso populista.

Lo que no pronuncio en sus discursos Gustavo Petro era que una vez en el ejercicio del poder, se serviría de las arcas del estado para sus propios  intereses  – no los del pueblo-, los suyos, los de Petro, sus familiares y  amigos; y que se convertirían en la nueva élite con los privilegios que solo da el poder[5].

Tampoco señaló en sus elocuentes discursos los acuerdos con la clase política tradicional, con las maquinarias electorales que en los territorios tienen cooptado el estado, adueñándose tanto del presupuesto como del futuro de los pueblos y regiones de Colombia. Se sentó a la mesa y negoció con los clanes políticos  “dueños” durante décadas  de las elecciones territoriales, que se sirven de la burocracia para alcanzar sus intereses personalísimos a través del rampante clientelismo que solo favorece a las mismas élites dueñas del poder económico y político[6].

El Plan Nacional de Desarrollo (PND) del presidente Gustavo Petro, “Colombia potencia mundial de la vida”, trazó cinco ejes estratégicos.  Lo esperado es que la apuesta más importante en un gobierno que busca la justicia social sea disminuir la pobreza[7], definida como una condición en la que las personas no tienen suficientes recursos para satisfacer sus necesidades básicas y llevar una vida digna,  y que implica la falta de acceso a bienes y servicios esenciales como alimentación, vivienda, salud y educación.

Este es el resultado del gobierno de Gustavo Petro:  Según la evaluación de seguridad alimentaria para la Población Colombiana elaborada por el Programa Mundial de Alimentos[8]  para febrero de 2024,  un cuarto de la población colombiana, equivalente a 13 millones de personas, enfrenta inseguridad alimentaria; el 51 % de la población se mantiene en una situación de seguridad alimentaria marginal; 43% de los hogares encuestados manifestaron haber tenido problemas de acceso a los alimentos en los últimos seis meses. Las principales dificultades estuvieron asociadas a factores económicos, siendo las más frecuentes: falta de dinero para comprar alimentos (53%), aumento en el costo de alimentos (25%) y reducción de ingresos (23%). El 50% de los hogares reporta una pérdida parcial o total de sus ingresos, 4 de cada 10 hogares ha tenido que endeudarse para cubrir sus necesidades básicas, 7 de cada 10 hogares han tenido que gastar ahorros (57%), comprar alimentos a crédito (30%) y reducir gastos de educación o salud (29%).

En los casi tres años que lleva de mandato no ejecutó  eficazmente ninguna de las promesas efectuadas, por el contrario sus decisiones en el ámbito económico y social, han sido contrarias a su propuesta programática: se elevó el precio de la gasolina de $9.048 en 2022 a $16.259 a la fecha,  y con éste los costos de la canasta familiar, los productos y servicios; le incumplió a los jóvenes con el acceso universal a la educación, le incumplió a los pobres, a los marginados, a los indígenas, a las mujeres, le incumplió al país.

 Antes que implementar mecanismos eficaces de lucha contra la corrupción[9], ha protagonizado escándalos como el de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres UNGRD[10], los dineros ilegales en su campaña por los cuales está siendo investigado su hijo Nicolas Petro; protegió y mantuvo en el gobierno a Armando Benedetti y a Laura Sarabia, luego del escándalo protagonizado por disputas de poder que para nada involucraban las causas del pueblo que los eligió y que dejan claro el ilícito interés económico que los llevó al  poder[11] .

La múltiple insatisfacción de demandas sociales, acrecentada por el pésimo manejo y decrecimiento de la economía, sus constantes shows mediáticos usados como cortinas de humo para desviar  la atención sobre los problemas neurálgicos del país, su reprochable comportamiento ético personal dentro y fuera del país, su irresponsabilidad constante manifiesta en el incumplimiento de las más elementales normas de comportamiento de un jefe de estado, sumado a la incapacidad del presidente Petro para gobernar; creó las condiciones para la ruptura populista manifiesta en el fracaso de la convocatoria que el mismo Gustavo Petro hiciera  a las marchas del 28 y 29 de mayo de 2025, con la cual su estrategia populista quedó desprovista de uno de los elementos fundamentales para su existencia: la activación del pueblo. 

El pueblo Colombiano, es más que nunca  consciente de que la corrupción no es exclusiva de la “oligarquía”, que la reproducción de la pobreza no es culpa de los ricos ni de los empresarios, que a ésta patria la podemos levantar, que los buenos somos más, que quienes sabemos construir  podemos trabajar unidos, que el mayor enemigo común que enfrenta el pueblo colombiano no es la izquierda ni la derecha,  se llama CORRUPCIÓN.

POST DATA:  Este artículo fue escrito el 30 de mayo de 2025, por lo cual necesario es indicar que los jóvenes que llenaron la Plaza de Bolívar este domingo 8 de junio no acudieron allí para  apoyar el gobierno de Petro, fueron convocados por los artistas internacionales instrumentalizados también por este gobierno.


[1] 450.664 personas perdieron la vida a causa del conflicto armado entre 1985 y 2018. https://web.comisiondelaverdad.co/actualidad/noticias/principales-cifras-comision-de-la-verdad-informe-final.

[2] Según el concepto de Laclau, 1978; Rosanvallon, 2020, citados por el Dr. David del Pino Diaz en “El concepto del populismo. Un fantasma recorre el mundo: el populismo”. https://campusvirtual.nebrija.es/ultra/courses/_87848_1/outline/file/_3306721_1

[3] Las protestas en Colombia,[5][6]​ también denominadas como «Paro Nacional #21N»[7][8][9][10][11]​ fueron una serie de manifestaciones realizadas en Colombia, de manera no consecutiva, las cuales se desarrollaron en varias ciudades del país a partir del 21 de noviembre de 2019 al 21 de febrero de 2020,[12][13]​ y que fueron convocadas el 4 de noviembre por distintos sectores de oposición, luego agrupados en el denominado Comité Nacional de Paro.

El motivo de las protestas habría sido el eventual descontento de gran parte de la población colombiana frente a las políticas económicas, sociales y ambientales del gobierno del presidente Iván Duque, así como el manejo que se le habría dado a los acuerdos de paz con las FARC-EP, el homicidio de líderes sociales (campesinos, indígenas y reinsertados exguerrilleros), así como diversos casos de corrupción dentro del gobierno colombiano.[14]​ s.wikipedia.org/wiki/Protestas_en_Colombia_de_2019-2020

[4] https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-61860825

[5] El hijo del presidente Gustavo Petro sigue procesado por lavado de activos, por presuntamente haber recibido dinero ilícito durante la campaña del hoy mandatario. https://www.infobae.com/colombia/2025/02/21/investigadore

[6] Según comunicado 12-2023 Transparencia por Colombia “Las promesas que se realizaron en época de campaña por parte del presidente Gustavo Petro en temas de lucha contra la corrupción generaron altas expectativas que no han logrado avances significativos”, señalando como barreras para lograr mayores avances las siguientes: (i) la falta de una apuesta anticorrupción clara y consistente (ii) la baja prioridad que la anticorrupción ha tenido en la agenta del alto gobierno, (iii) “es necesario que se ejerza un liderazgo ético más firme desde el alto gobierno, afectado por escándalos que involucran a círculos cercanos al presidente, y situaciones que ha enfrentado algunos miembros del gobierno nacional que ponen en entredicho su credibilidad. Sobre este tema, en agosto de 2022 Transparencia por Colombia había indicado que “avanzar de forma significativa en la lucha contra la corrupción requiere de un liderazgo ético integral y transversal a todas las acciones, en dónde se priorice el cuidado de los recursos públicos, la separación de poderes y el fortalecimiento de las instituciones y del sistema de pesos y contrapesos del Estado Democrático”.  Y (iv) Una cuarta barrera se relaciona con los enfrentamientos que el presidente ha tenido con instancias institucionales

[7] La visión general creada por IA de definición de pobreza 

[8]https://colombia.un.org/sites/default/files/2024-03/Evaluaci%C3%B3n%20de%20Seguridad%20Alimentaria%20-%20Resumen%20Ejecutivo.pdf

 

[10]

Noticias Caracol reveló anoche detalles del testimonio de Sneyder en Fiscalía. Según él, Olmedo López le dijo que de los primeros 700 mil millones de pesos que transfirió Hacienda en septiembre, saldrían 100 mil para comprar los carrotanques y los 4 mil millones en coimas para los presidentes de Senado y Cámara. https://www.lasillavacia.com/silla-nacional/lo-que-se-sabe-y-lo-que-no-en-el-caso-de-corrupcion-de-la-ungrd/

[11]
Explosivos audios de Benedetti: SEMANA revela conversaciones del exembajador con Laura Sarabia https://www.youtube.com/watch?v=LVfs9ZK_Buc&ab_channel=RevistaSemana