Tomado de Razón Pública
Desde 1889, durante el 1 de mayo en todo el mundo se conmemoran las reivindicaciones sociales y laborales de la clase trabajadora. Esta fecha nos recuerda que el salario mínimo, las jornadas máximas de trabajo, el reconocimiento de prestaciones sociales o la licencia de maternidad son conquistas de los trabajadores organizados en defensa de nuestros derechos.
La connotación histórica de la fecha nos haría pensar que este 1 de mayo las calles colombianas reflejarían reivindicaciones obreras, pero ello no será así. Desde 2023 he dedicado tres columnas en este medio a exponer las razones por las que respaldo la reforma laboral del gobierno, por que tengo razones para respaldarla es que no acompaño la consulta popular, excusa con la que el gobierno llama al pueblo a movilizarse.
La aparente incoherencia no es mía, sino del gobierno, que esconde una verdad de peso: legalmente no es factible aprobar la reforma laboral mediante la consulta popular.
A diferencia de lo que ocurriría con un referendo, la aprobación de las preguntas de la consulta no crea leyes. El mecanismo de participación elegido por el presidente es constitucional, pero inútil para cambiar la realidad de la clase trabajadora. La anterior verdad es desconocida por la mayoría de las personas que legítimamente reclaman por recuperar sus derechos laborales.
Contrario a las expectativas de la gente, si las preguntas son aprobadas, el gobierno quedaría obligado a presentar uno o varios proyectos de ley ante el Congreso. Así es: como el perro que se muerde la cola, las reivindicaciones laborales darán una vuelta idiota y tendrán que volver al Congreso, es decir, la instancia que no aprobó la reforma laboral.
¿Entonces para qué se convoca la consulta? A menos de un año para las elecciones del Congreso, la presidencia Petro necesita mostrar fuerza, aparentar que tiene millones de votos que impulsen sus listas al Congreso y a su candidato presidencial.
Como lobos disfrazados de abuela, con la excusa de la consulta popular, Petro y Benedetti manipulan las reivindicaciones justas de la clase trabajadora y usan esta fecha obrera para hacer una “mini reelección del presidente”, como confiesa el ministro del Interior sin sonrojarse.
El oportunismo del gobierno queda aún más expuesto al ver que existen mecanismos más expeditos para lograr las garantías laborales. Por ejemplo, para convocar la consulta, el gobierno necesita el voto positivo de las mayorías del Senado, lo que significa que con esos mismos votos podrían reactivar la reforma que actualmente se encuentra en un limbo legislativo, dado que aún no ha sido archivada.
Otra alternativa efectiva sería apoyar la “mini reforma laboral” que avanza en el Senado. El proyecto de ley 409 de 2024 contempla recuperar horas de trabajo nocturno y pago del cien por ciento de salario por recargos dominicales o festivos. También propone garantizar el pago de un salario mínimo a jóvenes internos de medicina y la política de apoyo a las MiPyMes, aspectos que estaban en la reforma y que se encuentran en las preguntas de la consulta.
¿Y la licencia menstrual para las trabajadoras? La Ley 2238 de 2023 -para el tratamiento integral de la endometriosis- ya facultó al Ministerio de Salud para reglamentar estas licencias, pero seguimos a la espera del decreto. Y si el objetivo fuera mejorar dicha ley, el gobierno podría respaldar el proyecto 378 de 2023 que amplía la legislación en la materia y avanza en la Cámara de Representantes.
Es importante resaltar las iniciativas legislativas existentes porque ese es el escenario al que nos devolvería la aprobación de la consulta popular.
La tapa del descaro de gobierno tiene que ver con la falsa oposición a los contratos de prestación de servicios. En campaña, Petro propuso acabar con esa modalidad contractual y formalizar la planta de las entidades públicas, pero gobernando ha sido quien más contratistas ha vinculado bajo ese modelo de desprotección laboral, pasando de 45 mil en 2021 a 63 mil en 2024.
Tampoco se puede olvidar que durante el trámite de la reforma laboral, el Ministerio del Trabajo le cerró la puerta a los sindicatos de plataformas de reparto como Rappi y negoció obligaciones laborales flexibles con esas empresas.
Tan grave como manipular la fecha internacional de la reivindicación obrera puede ser el efecto de esta movida oportunista. Para que cada una de las preguntas de la consulta se convierta en ley se requieren 13 millones de votos, cantidad que Petro no obtuvo en 2022 y que tampoco logró la consulta anticorrupción. El descalabro de las causas del trabajo digno puede ser de gran proporción.
La defensa genuina de los derechos laborales no nos permite guardar silencio en estas fechas. El 1 de mayo debe seguir representando los anhelos de la clase trabajadora y no las aventuras electorales de Petro.