La administración de la alcaldesa de Soledad, Alcira Sandoval Ibáñez, por mucho que trate de esconder o negar la información que se le solicite, siempre habrá manera de obtenerla por otros medios y otras fuentes. Y aunque se niegue a entregarla, el problema de las maltrechas finanzas municipales sigue ahí. Y por mucha que trate de ocultarlo, sale a flote. Es como un fruto que decidió germinar, que al echar raíces se abre camino para subsistir y todos los días busca los rayos del sol para realizar la fotosíntesis, es decir, para alimentarse
Las dificultades financieras que padece el municipio no eran desconocidas por la alcaldesa, pero se agravaron a los dos meses de posesionada por lo que se desprende del oficio del Ministerio de Hacienda y Crédito Público de fecha febrero 28 de 2024, en respuesta al informe financiero detallado que la administración municipal le envía a fin de solicitarle autorización para modificar el Acuerdo de Reestructuración de Pasivos, en el cual le expresa que, “de este análisis se destaca que la entidad cuenta con un pasivo corriente sin fuente de financiación y en ese sentido solicita autorización por parte de la DAF para adelantar una nueva modificación al acuerdo” [Énfasis fuera del texto], pasivo a reestructurar que, a 30 de septiembre de 2024, aún el municipio está recopilando, es decir, la administración no sabe cuánto es el monto de ese pasivo sin fuente de financiación y, por supuesto, quiénes son sus nuevos acreedores
Y ese grito vagabundo, y desesperado, que la alcaldesa quiso pegar, y no la dejaron, por la falta de recursos para pagar las deudas, la llevaron a radicar ante la secretaría del Concejo el proyecto de Acuerdo, mal redactado, además, el día 16 de julio del presente año, a las 3:30 pm, y que, posteriormente retiró, “Por medio del cual se modifican y adicionan varias disposiciones del Estatuto Tributario para el municipio de Soledad-Atlántico, Acuerdo 211 de 2016 y complementarios y se dictan otras disposiciones”.
La avidez por recursos y el espíritu alcabalero de la administración quedó reflejada en la modificación del Estatuto Tributario que pretendía realizar y presagia lo que les espera a los contribuyentes del municipio. Un ejemplo de ello es la tarifa del impuesto a la publicidad exterior visual que quería nivelarla por lo alto. Sin distinguir forma, ni tamaños. Todos los avisos pagarían 138 UVT. Desde un pasacalle, pasando por una valla o un anuncio en un kiosco de venta estacionaria. Una tarifa confiscatoria, teniendo en cuenta que el valor de la UVT, según la Resolución 000187 del 28 de noviembre de 2023 de la DIAN, aplicable para el año 2024, es de 47 mil 065 pesos.
Y todo por la falta de plata, tema que parece ser el que desvela a la alcaldesa, el que no la deja conciliar el sueño. La exposición de motivos es diciente. Para justificar el establecimiento de las nuevas tarifas del impuesto de publicidad exterior visual y tasa de registro, expresa ella que se hace necesario “puesto que esto garantiza para la administración municipal atender las necesidades financieras que hoy tiene el municipio de Soledad” [Énfasis fuera del texto]. Y, para que no queden dudas de las dificultades económicas del municipio, se expresa lo mismo sobre el impuesto de delineación urbana, la necesidad de ajustar la tarifa, porque “este ajuste es crucial para alinearse con las necesidades financieras que hoy tiene el municipio de Soledad” [Énfasis fuera del texto].
Ahora bien, conocidas las afugias financieras del municipio, llama la atención que la alcaldesa afirme que por concepto de sacrificio de ganado menor y aves el ente territorial nunca ha recibido ingresos, “por lo que tampoco se ha contado con ello en el presupuesto” [Énfasis fuera del texto]. Propone entonces una reducción de la tarifa “del 20% al 1,5% de UVT”, que “proporciona una oportunidad para que el municipio de Soledad genere nuevos ingresos de una fuente que anteriormente no se aprovechaba” [Énfasis fuera del texto].
Ante semejante afirmación de la primera autoridad del municipio caben varias preguntas. ¿Por qué no se les cobra el impuesto de degüello de ganado menor a esa fuente que anteriormente no se aprovechaba? ¿Quiénes son esos poderosos dueños de esa fuente que anteriormente no se aprovechaba? ¿Por qué el temor de la administración para cobrarle el impuesto teniendo tanta necesidad de plata? ¿O es que el sacrificio se realiza en mataderos o lugares no legalizados y adecuados para el sacrificio de los animales? ¿Qué dirá el honorable Concejo en la próxima discusión y aprobación del presupuesto? ¿Le establecerá un monto de ingreso, así la administración no lo haga? ¿Qué delito se configuraría no cobrando el impuesto? Porque el impuesto está establecido, tiene presunción de legalidad y la actividad se desarrolla en el municipio.
Amanecerá y veremos.