“Las mujeres ya no lloran, las mujeres facturan”: ¿es posible con el peso de los impuestos en Colombia?
Por Poner autor aquí
6 de mayo de 2024
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En los últimos años, el sistema tributario colombiano ha sido todo menos progresivo; por el contrario, ha ejercido una carga desproporcionada sobre los sectores más vulnerables, afectando especialmente a las mujeres.
Esta problemática está vinculada a los desequilibrios macroeconómicos generados por los déficits fiscales, es decir, cuando el gasto público supera los ingresos del gobierno. Esto ha resultado en la necesidad de aumentar los impuestos, lo que ha desviado el objetivo central de cerrar las brechas económicas en el país.
Los desbalances en la economía han sido tratados mediante diversas reformas tributarias de carácter regresivo. Estas reformas han elevado la carga fiscal a través de impuestos, el incremento de los servicios públicos y la reducción del gasto mediante la implementación de la Regla Fiscal.
Al asumir el gobierno del presidente, Gustavo Petro, se heredó un déficit fiscal del periodo anterior que equivale al 5,3% del Producto Interno Bruto (PIB). Según lo estipulado, se requiere reducir este déficit al 4,3% del PIB, lo que representa una cifra de $69,5 billones.
La política fiscal en Colombia: entre el pago de la deuda y el bienestar social
La política fiscal como herramienta fundamental para el gobierno debe enfocarse en abordar los desafíos sociales y en promover el bienestar de la población. Esta política abarca las decisiones relacionadas con los ingresos, el gasto público y la financiación del déficit fiscal.
Si bien su objetivo primordial es influir en la economía y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, los últimos gobiernos se han centrado en “tapar goteras” priorizando el pago de la deuda que para el 2024 tendrá un crecimiento del 29,6%, limitando aún más la capacidad de inversión en áreas clave para el desarrollo del país.
La calidad de vida de las mujeres no ha mejorado en Colombia
La situación de las mujeres en Colombia refleja una realidad preocupante. A lo largo de los años, el número de hogares liderados por mujeres ha aumentado significativamente, alcanzando los 7,7 millones en 2022. Este crecimiento no ha venido acompañado de mejoras en las condiciones de vida de estas familias. Según datos del Dane, el 41,4% de los hogares encabezados por mujeres vive en situación de pobreza monetaria, mientras que el 16,7% se encuentra en pobreza extrema.
El desempleo representa uno de los principales desafíos para las mujeres en Colombia. En febrero de 2024, la tasa de desempleo femenino alcanzó un preocupante 14,7%, considerablemente más alto que el 9,4% registrado en los hombres. Además, la carga de trabajo no remunerado de cuidado, que en Colombia equivale a 9 horas y 39 minutos diarios, suele obligar a las mujeres a optar por empleos flexibles y precarios. Estos trabajos suelen ser informales, de baja productividad y están caracterizados por salarios muy bajos, la ausencia de contratos, escasez de beneficios y prestaciones sociales.
Las mujeres desempeñan un papel fundamental durante las crisis económicas, asumiendo funciones que el Estado no puede proveer cuando los gobiernos recortan el gasto público. A medida que se invierte menos en la provisión de derechos fundamentales, las mujeres se ven aún más sobrecargadas con tareas de cuidado del hogar, educación y salud, exacerbando las desigualdades de género existentes.
Si bien la política fiscal y, en particular, el sistema tributario, se presentan en la constitución como sistemas neutrales en términos de género, su aplicación puede acentuar las disparidades. Hombres y mujeres generan ingresos de distintas fuentes y enfrentan circunstancias culturales, sociales y económicas diferentes. Esta realidad no se refleja adecuadamente en los sistemas fiscales actuales, lo que profundiza las desigualdades sobre las mujeres.
Sesgos de género en la recaudación de impuestos
El sistema recaudatorio de impuestos en Colombia presenta profundas desigualdades que afectan de manera desproporcionada a las mujeres. Las políticas fiscales actuales no toman en cuenta las necesidades y circunstancias específicas de ellas, lo que las expone a una carga tributaria elevada.
El impuesto al valor agregado (IVA) se considera regresivo al aplicarse sobre el consumo sin considerar la capacidad económica de los contribuyentes. Según un estudio del Observatorio Fiscal de la Javeriana, se descubrió que la proporción del ingreso destinada al pago del IVA es más alta en los hogares con jefatura femenina, especialmente en el decil 1, donde las personas de menores ingresos dedican hasta un 12% de sus ingresos a este impuesto. Esto impacta de manera significativa a quienes tienen ingresos más bajos ya que destinan la mayoría de sus ingresos a cubrir necesidades básicas y las preferencias de consumo, ya que las mujeres suelen adquirir productos para el cuidado del hogar, como lavadoras, ollas y productos de limpieza, que están gravados con IVA.
Estos ejemplos ilustran cómo los impuestos indirectos, que según las estadísticas fiscales de la OCDE, representan la mayor parte de los ingresos fiscales en Colombia, afectan negativamente el consumo de las mujeres con un impacto injusto y desproporcionado en su economía.
Otra brecha en materia de impuestos se observa en la declaración de renta para las personas naturales, clasificada como un impuesto directo y progresivo, ya que considera la capacidad de los contribuyentes: a mayor base gravable, mayor tarifa. Según el Observatorio Fiscal, la mayor carga recae sobre los hombres, lo que se atribuye a la concentración de riqueza en este grupo. De acuerdo con la DIAN, en el 5 % de adultos con los ingresos más altos, el 54 % son hombres y el 46 % son mujeres. De las casi 4,000 personas con los mayores ingresos laborales en Colombia, solo 740 son mujeres. Las mujeres están sobrerrepresentadas entre los más pobres y subrepresentadas entre los más ricos.
Aunque existen deducciones en el impuesto a la renta por número de dependientes, estas presentan sesgos de género. Según el informe de la DIAN, es común que solo el esposo tenga derecho a aplicar la deducción, o que el hombre pueda beneficiarse de ella si la esposa no tiene ingresos, pero no ocurre lo contrario. Por otro lado, aunque las declaraciones de renta a partir de 2023 incluyen una casilla autodeclarada sobre el género, aún queda un largo camino por recorrer para aprovechar plenamente esta información.
Resulta preocupante la evidente brecha entre las prioridades programáticas anunciadas por el gobierno y la distribución real del presupuesto. En lugar de enfocarse en el desarrollo productivo, motor fundamental del crecimiento económico, se observa un énfasis excesivo en la asistencia social. Es esencial fortalecer la normativa para aumentar los impuestos directos, especialmente sobre personas naturales, en aras de promover una mayor equidad. También se debe considerar la creación de deducciones en estos impuestos, relacionadas con el costo de vida y de cuidado. Además, urge acelerar la implementación del sistema nacional de cuidados y fortalecer su vínculo con la política fiscal nacional.
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