Abogado y Magister en Derecho Internacional de la Universidad de los Andes. Twitter: @CarlosAceroC

Lecciones de un impasse

Feb 3, 2025 | Carlos Acero, Columnistas

Tomado de: Razón Pública

Afortunadamente la tormenta del domingo terminó pronto y sin mayores consecuencias. Ahora es momento de identificar las lecciones de lo sucedido, pensando en evitar futuras crisis que lesionen la estabilidad de la población y buscando acciones efectivas para que Colombia defienda su dignidad mucho más allá de los discursos.

Trump como amenaza global

Empecemos por identificar cuál fue el meollo del asunto. Sin duda hubo un alto nivel de improvisación por parte de Petro en la atención del tema: su decisión de madrugada, por más bienintencionada que fuera, fue apresurada; sus respuestas en X fueron absolutamente innecesarias e incendiarias, al punto que nos iban metiendo en una guerra comercial imposible de enfrentar y en la que la mayor víctima iba a ser el pueblo colombiano.

Pero los errores de Petro no son el factor diferencial de esta crisis, el catalizador fue Trump. Recordemos que el mandatario de EE.UU. ha iniciado su segundo periodo en la Casa Blanca con una actitud beligerante frente al mundo entero. 

Trump retiró a su país de la Organización Mundial de la Salud; amenazó a Panamá con recuperar el Canal; ha anunciado aranceles en contra de sus vecinos México, Canadá y Groenlandia; expidió una orden presidencial para cambiar el nombre del Golfo de México, para dar un mensaje de dominio territorial; e incluso ha hablado de desplazar a más de 1,5 millones de personas , de Gaza a Jordania y Egipto. 

Es Trump quien tiene una política sistemática de agresión y desentendimiento con otras naciones. Entre Colombia y EE.UU, salvo el robo de Panamá, nunca una diferencia había sido tramitada de manera tan unilateral, violando tratados internacionales (TLC) y con efectos devastadores, no para Petro, sino sobre los bolsillos del conjunto de la ciudadanía.

Si nos molesta la errática actitud de nuestro mandatario por fuera de los canales diplomáticos, nos debe incomodar en igual o mayor medida la del presidente estadounidense.

La dignidad más allá del discurso

Los partidarios de Petro han querido vender el impasse como un triunfo de la dignidad de los débiles puesto que se llegó a un acuerdo para no imponer sanciones económicas a Colombia. 

¿Logró Petro una victoria de dignidad y lucha antiimperialista? Para nada, sus actos fueron irresponsables, reflejan incoherencia y oportunismo.

Exigir condiciones dignas para las personas deportadas es necesario. Pero todo reclamo  debe ser planeado y ajeno a jugar con la seguridad física de los compatriotas que tuvieron que regresar a ser tratados como criminales, aún cuando no tienen cargos en su contra.

Ni la pataleta ni la prosa twittera garantizaron que los nuevos deportados lleguen sin esposas o con tratamiento de convictos. El comunicado de la Casa Blanca no da luces de que se aceptan tratos dignos a estas personas y Gustavo Bolívar reconoció que los compatriotas podrían llegar esposados en aviones del ejército de EE.UU.

Al final Colombia aceptó las condiciones de Trump, lo que fortalece su imagen y deja a Colombia como ejemplo de aleccionamiento: quien se porte mal será castigado hasta que haga caso. La falta de preparación de las acciones para resistir a Trump terminó poniéndonos en un escenario de mayor indignidad.

Ni qué decir de la incoherencia. Hace rato hemos exigido el discurso de dignidad de Petro ante la intervención militar de EE.UU. en Gorgona; o la renegociación del TLC para eliminar los tribunales de arbitramento con los que multinacionales doblegan la capacidad regulatoria de nuestro Estado a su antojo; o protestas ante las declaraciones de la jefa del Comando Sur del ejército de EE.UU. cuando habla de nuestros recursos hídricos y la amazonía como si fueran de su propiedad. Seguiremos esperando.

Cuando el discurso no se respalda con acciones efectivas, se manosea la dignidad del país y de las personas más desprotegidas.

Hay quienes celebran la crisis

Estar en manos de la xenofobia de Trump y la improvisación de Petro es grave. Pero la mezquindad política de María Fernanda Cabal, Federico Gutiérrez y otros políticos de derecha en Colombia prueba que todo es susceptible de empeorar. Mientras en Panamá se unen el gobierno y la oposición para rechazar las amenazas a su país, en Colombia la derecha sigue sin rechazar los agravios exteriores. 

Dicen cuestionar la anarquía al tiempo que la promueven, pues desconocen la figura presidencial para que las relaciones internacionales no las asuma el Ejecutivo, como ordena nuestra constitución. Al final, celebran el castigo de Trump a Petro, dándole la espalda a la población que se vería afectada por un posible bloqueo económico. 

Todo acto de resistencia y dignidad ante la mayor potencia de la historia de la humanidad debe ser planeada sin usar a la población como carne de cañón. Ojalá aprendamos de este impasse.