“La pedagogía del presidente Petro es la agresión, el maltrato y todo eso hace daño y aumenta el desorden”: Sergio Fajardo

Sep 9, 2024 | Sergio Fajardo, Video

El excandidato presidencial hace un diagnóstico del gobierno del presidente Gustavo Petro, habla de sus exfórmulas a la presidencia —Luis Gilberto Murillo y Claudia López— y de las elecciones de 2026. ¿Será candidato? Entrevista de CAMBIO.

El excandidato presidencial hace un diagnóstico del gobierno del presidente Gustavo Petro, habla de sus exfórmulas a la presidencia —Luis Gilberto Murillo y Claudia López— y de las elecciones de 2026. ¿Será candidato? Entrevista de CAMBIO.

Por Armando Neira – tomado de Revista Cambio

En los últimos días, el excandidato presidencial Sergio Fajardo ha hecho evidentes sus críticas a la gestión del presidente Gustavo Petro. Tras la alocución del jefe del Estado, en medio de la paralización del país por los camioneros y en la que sorpresivamente eludió el tema y habló de supuestas chuzadas, el exgobernador de Antioquia le dijo: “Presidente Petro, aterrice. Salga de esa burbuja llena de incoherencias, inconsistencias y demonios. Descanse”. A lo que el mandatario le respondió: “No me voy a ver ballenas, mi amigo” en referencia a las elecciones de 2018 cuando se fue al mar y no votó ni por Duque ni por Petro.

“Presidente, no hay necesidad de irse, por ahora, a ver ballenas porque está rodeado de ‘elefantes’: escándalos de corrupción que involucran a su hijo Nicolás Petro y a personas que usted nombró, como Olmedo López; las tractomulas que tienen bloqueada a Colombia; la baja ejecución y las promesas incumplidas que aumentan la frustración con el cambio que prometió y no llegó. Preocúpese hoy de esos ‘elefantes’ y, después, le recomiendo ir a Nuquí, dejar de tuitear, bañarse en el mar, ver las ballenas, respirar profundo y regresar a lo que aún parece que no ha logrado: gobernar”, le dijo Fajardo.

CAMBIO: ¿Cómo ve usted hoy el país?

SERGIO FAJARDO: Yo soy profesor de liderazgo público en el TEC de Monterrey en México, que para mí es la mejor universidad privada de América Latina, y esto me ha servido para reflexionar y concluir que una institución es el reflejo de la personalidad del individuo que la conduce. El país hoy es el reflejo de la personalidad del presidente Petro: caótico, errático.

CAMBIO: ¿Y usted, entre tanto, cómo está?

S.F.: Estoy contento. He entrado al mundo de las redes sociales, al mundo digital, un escenario del que estaba fuera y cuando ingresaba lo hacía a regañadientes, sin mucha ilusión. Hace más de seis meses decidí hacerlo, he estado aprendiendo a hablar en el lenguaje de las redes, a comunicarme con muchas personas, a presentar las cosas de una manera atractiva. Sigo opinando y reivindicando los valores y principios por los cuales he luchado toda la vida pública. Descubrí, además, que puedo estar ahí, que me puedo divertir. A mí me han dicho siempre que soy muy serio, como con cara de bravo. Allí me puedo reír, me puedo burlar de mí mismo.

CAMBIO: A propósito, en las últimas elecciones llegaron al Congreso, en 2022, muchos creadores de contenido, ¿cómo ve esto?

S.F.: Está bien. Es una expresión de estos tiempos. No soy de esas personas que dicen: cuando yo estaba en tal momento, era mejor, los estudiantes eran mejores. No. Hoy tenemos otro mundo, otro lenguaje. Lo que yo sí creo que es exigencia común, independientemente de los tiempos, que estudien, que tengan rigor. Como están tomando decisiones sobre temas muy complejos para un país, no se puede ser superficial y deben tener una gran exigencia en cuanto a transparencia.

CAMBIO: ¿Por qué para usted es tan importante esa palabra?

S.F.: Porque tenemos que recuperar para la política en general y para el Congreso en particular la transparencia, recuperar la confianza. Se llama la dignidad de la política, de lo público. Se puede hacer política sin corrupción, y eso hay que exigirlo sea cual sea la forma como se comunica.

CAMBIO: ¿Estos nuevos lenguajes de las redes sociales llegaron para quedarse?

S.F.: Sin duda. Estamos caminando por un terreno insospechado. Aquí están pasando muchas cosas que no somos capaces de predecir. Por ejemplo, para el mundo joven, uno de los temas es qué puede pasar con el trabajo, que se estudia o no se estudia, cuál es la posibilidad después de terminar el colegio. Todo es muy incierto y la inteligencia artificial va a jugar un papel cada vez más relevante. Por eso debemos estar preparados, y estar preparados es estudiar, sí, y hacer un esfuerzo por entender lo que está ocurriendo, en lugar de quejarse.

CAMBIO: Mirando al pasado, en las elecciones de 2022, a la final llegaron Gustavo Petro, que ganó, y Rodolfo Hernández, con un discurso de cambio que los electores compraron. ¿Por qué usted cree que en ese año no caló su discurso?

S.F.: Es una reflexión profunda. Yo escribí un libro hasta 2017, que se llama El poder de la decencia, en el que recorría lo aprendido desde enero del año 2000 hasta ese año. Después de las elecciones, pensé en escribir otro sobre lo que pasó en las elecciones de 2018 y de 2022, pero decidí no hacerlo porque tenía que hablar de personas. No me puedo quedar en eso. Nunca he sido ni resentido ni amargado ni nostálgico. Siempre digo: para adelante. Me quité de encima todo aquello que fue un fracaso en muchos sentidos y no me quedé rumiando la amargura, el malestar, sino que aprendí a liberarme de eso rápidamente y seguir adelante.

CAMBIO: ¿Entonces no lo hará?

S.F.: No quise hacerlo y no le he dedicado tiempo a explicarlo porque allí pasaron muchas cosas. No quiero ponerme, por ejemplo, a hablar de Alejandro Gaviria. Decidí que no voy a decir una palabra.

CAMBIO: Pero esa experiencia de la Coalición Centro Esperanza fue protagonista de la historia política reciente…

S.F.: En la Coalición pasaron muchas cosas, pero no voy a hablar de nadie sino de mí. Yo perdí la identidad, asociada con lo que he hecho, que es una forma distinta de hacer política. En 2018, cuando éramos alternativos, frescos, por nada pasamos a la segunda vuelta, mientras que en 2022 se perdió la innovación, la frescura, la identidad política. Los medios no justifican el fin. Eso de que la política es el arte de tragar sapos, es una justificación para cosas que no tienen presentación.

CAMBIO: ¿Cómo qué?

S.F.: Mire el sapo que se tragó el presidente Petro, y ahí está, con ese trago atrancado y hasta el último día de su vida va a tener ese sapo: Armando Benedetti, Gustavo Petro, avión. Ahí en esa imagen está ese sapo que se tragó.

CAMBIO: ¿Cree que usted sí hizo las cosas bien?

S.F.: Sé que hay gente que dice que tengo superioridad moral, que pienso que soy el único bueno de Colombia y que todos los demás son corruptos. Eso no es cierto. Eso es falso. Lo que pasa es que sí creo profundamente en la política con principios, y creo que hay que luchar por eso. Prefiero perder a hacer trampa. No creo en ese cuento de que hacemos un poquito de trampas o que hay que mirar para otro lado. No. Como se llega al poder, así se gobierna.

CAMBIO: ¿Cómo califica usted la gestión del presidente Petro?

S.F.: Mala. Es una mala calificación porque es una mala gestión. En este momento, el país se encuentra en una situación caótica en múltiples frentes, y no hay una sensación de avance. Es permanente la confrontación, el caos, la incertidumbre, y eso es malo para cualquier tipo de sociedad. Desde cualquier ángulo que se examine lo que está bajo la esfera del Gobierno nacional, se percibe que está en esas circunstancias.

CAMBIO: ¿Por qué cree que pasa esto?

S.F.: Todo esto tiene una explicación. El Gobierno nacional es la expresión de la personalidad, del carácter, del presidente Petro. Eso es lo que estamos viendo. Cuando digo que el presidente tiene una mente caótica, me refiero a que tiene muchas cosas en la cabeza, con subidas y bajadas. Es errático, un día dice una cosa y al otro día puede decir otra, dependiendo del estado de ánimo que tenga. Eso se ve, por ejemplo, en la forma en que utiliza Twitter. Ha habido días en los que ha escrito hasta 60 trinos. ¡60! Imaginemos a una persona que escriba 60 trinos, pero además, ¡el presidente de la república! Cada palabra que él dice la escuchamos todos nosotros en Colombia. Él es el primer educador del país, y si usted tiene un profesor de esa naturaleza, pues va viendo lo que va ocurriendo.

CAMBIO: ¿No tiene un equipo?

S.F.: Él no forma equipo. El primer acto de un líder es formar su equipo, convocar a quienes trabajarán con él y trazar un norte. ¿Cuál es su norte? ¿Cuál es su meta? Hay muchas cosas pasando por su mente y es una persona que no convoca, que no habla con las personas. Él habla y habla.

CAMBIO: Hay quienes consideran que él tiene buenos discursos.

S.F.: Él tiene muy buenos diagnósticos, pero no tiene ejecución. No la tiene ni la tendrá por la forma en que conduce, entonces sus discursos están lejos de la realidad, incapaces de transformar para llegar a donde se pretende. Además, entró con un pecado original que le pesará el resto de su vida.

CAMBIO: ¿Cuál?

S.F.: La forma en que llegó al poder. Su hijo Nicolás lo describió: hay que ganar como sea, y recibieron a quien fuera para ganar. La forma como se llega al poder, así se gobierna. Eso es lo que está pasando.

CAMBIO: Pero también hay logros, por ejemplo el acuerdo con la banca.

S.F.: Tomemos el fin de semana pasado. Mientras se hablaba de un pacto con los banqueros para pasar de las inversiones forzosas a un acuerdo nacional para apoyar ciertos sectores —lo cual es discutible, pero ese mensaje era el que se daba—, en ese mismo fin de semana, con muy pocas palabras, maltrató a todas las mujeres en general y a las periodistas en particular, creando un ambiente misógino. Además, le incumple a la justicia y no va a Quibdó, agredió al presidente de la Corte Suprema de Justicia por su color y filiación política. Y no contento con todo eso, terminó el domingo diciendo que venía un golpe blando, etc. Todo esto tiene implicaciones: destruye la confianza permanentemente. Él es imprevisible y consistente en ser errático. Él, por supuesto, tiene sus capacidades, pero su manera natural es defenderse atacando. Pone cortinas de humo y se victimiza permanentemente. No es un problema personal; trato de ser lo más riguroso y juicioso posible al analizar lo que está pasando, pero ahí está, y cualquiera puede verlo. Si estoy diciendo algo equivocado, díganmelo.

CAMBIO: En la campaña, el presidente Petro prometió luchar contra la corrupción. ¿Por qué cree que esto no ocurrió como se ve en el caso de la UNGRD?

S.F.: El presidente Petro tenía un discurso que hablaba de cambio, y yo creo que Colombia debe transformarse; no tengo la menor duda. Él dijo que iba a pedir a las Naciones Unidas conformar un grupo especial para luchar contra la corrupción en Colombia, algo similar a lo que dirigió Iván Velásquez en Guatemala. Pero ya en la campaña pasaban cosas extrañas con la gente que se juntó. Yo he dicho una y otra vez, y me he ganado los insultos que quieran porque lo advertí: presten atención a con quién hace la campaña. Mire muy bien la foto, porque eso después se verá reflejado en su gobierno. Desde que llegó, nunca se creó la famosa comisión con Iván Velásquez, un hombre al que respeto, que creo honesto y admiro en muchos sentidos, pero está en el lugar equivocado.
CAMBIO: Ha habido muchas críticas a la actitud de Colombia frente a Venezuela, pero también es cierto que tenemos 2.200 kilómetros de frontera.

S.F.: Es una situación difícil, porque el presidente de Colombia depende mucho de Venezuela para su programa de la paz total para empezar. Aceptemos que debe tener una mayor dosis de prudencia. Pero, la manera en que se han hecho las cosas no es clara. El presidente Petro ha tenido una relación muy fluida y estrecha con Maduro, pero Venezuela es una dictadura que se robó unas elecciones; aquí estamos, y ya se le cayó el maquillaje a esa dictadura. El presidente ahora está en una encrucijada. Pero sorprende ver a Álvaro Leyva con Maduro, mientras el canciller Murillo dice que no es oficial, pero ve con buenos ojos esa visita. Todo esto es oscuro y abre las puertas para especulaciones. ¿Será que tienen algo escondido? ¿Algún secreto?

CAMBIO: Hablando de Luis Gilberto Murillo, él fue su fórmula vicepresidencial. ¿Cómo lo evalúa?

S.F.: Conocí a Luis Gilberto cuando yo era gobernador de Antioquia y él del Chocó. Trabajamos juntos mientras estuvimos en esos cargos, siempre tuve la sensación de que era una persona seria, rigurosa, amable, con quien me gustaba trabajar. Cuando en la Coalición Centro Esperanza invitaron a Colombia Renaciente a participar, él era una figura notable en ese mundo, y yo tenía una buena apreciación de él. Estuvimos en la campaña y pasaron las elecciones y él eligió su camino y no he vuelto a hablar con él ni una palabra.

CAMBIO: ¿Le parece que acertó al entrar al Gobierno?

S.F.: Él está ahí y se convierte en una expresión de la política del presidente Petro. La Cancillería tiene una gran cantidad de problemas, y no me gusta la forma en que se han hecho las cosas. ¿Cómo le parece el tema de los pasaportes? No es responsabilidad original de Luis Gilberto Murillo, pero lo de los pasaportes hace parte de esa mente caótica del presidente Petro. Cada uno asume sus responsabilidades, y él asumirá las suyas.

CAMBIO: En la práctica, el presidente Petro adelantó la campaña política. Por la derecha, María Fernanda Cabal, Paola Holguín, Paloma Valencia han mostrado su interés en ser candidatas. Por la izquierda, suena María José Pizarro. ¿Y el centro?

S.F.: El presidente adelantó la campaña como una forma de levantar una cortina de humo por la insatisfacción con sus políticas. La pregunta es sencilla: ¿Estamos mejor que antes de que él llegara al gobierno? Él sabe que hay una gran frustración. Seguro que tiene seguidores que lo apoyarán, pero para la mayoría su gestión es mala. Entonces saca argumentos para excusarse: que no lo dejan gobernar, que necesita continuar, que quiere una Asamblea Constituyente, que el Poder Constituyente, y ahora ya estamos en campaña, y él, mientras tanto, parece complacido porque sigue siendo el centro de la conversación.

CAMBIO: Pero, según usted, no estamos en campaña.

S.F.: Aún falta mucho camino por recorrer, y yo no. Hablo desde lo que somos y de las lecciones aprendidas. No voy a caer en esa trampa de que todos ya son candidatos presidenciales y empezar a darse codazos. Eso no tiene sentido.
CAMBIO: Pero, seguramente mucha gente piensa que usted estará dentro de los aspirantes.

S.F.: Sé que hay muchas personas que están sintonizándose con lo que estamos reivindicando: que se puede hacer una política diferente, que la legalidad paga, que no es el todo vale, que no hay por qué ser vergonzante porque uno cree en la decencia. Yo estoy reflexionando y escuchando, pero de ahí a ser candidato presidencial y entrar en foros de precandidatos y empezar a darse codazos con uno y otro no, hoy no estoy en eso.

CAMBIO: Pero, ¿el 2026 ya se está asomando?

S.F.: En Colombia están ocurriendo muchas cosas. Muchas veces me preguntan: “¿Y usted qué haría?” y yo respondo: No sé. Porque no sabemos qué país vamos a recibir. No sabemos todavía qué Colombia nos van a entregar. Aquí estamos con unas reformas de las que seguimos hablando, pero no sabemos bien cuáles son. El 20 de julio nos prometieron que iba a haber una política de reactivación y seguimos esperándola. No ha existido. Se promete una reforma de un tipo y no sabemos. Dicen que están haciendo malabares en el Congreso con la ayuda del ministro del Interior, Juan Fernando Cristo, que está alineando a todo el mundo para sacar adelante las reformas. No lo sabemos.

CAMBIO: Quien sí parece que será candidata presidencial es Claudia López, que también fue su fórmula vicepresidencial. ¿Cuál es su relación con ella?

S.F.: Ninguna. Hoy no tengo relación con ella. Me convirtió en su enemigo. Ella tiene sus objetivos. En alguna oportunidad nos enfrentamos porque yo le respondí a una declaración que hizo sobre mí. Ahí está en las redes. Le contesté y le dije lo que tenía que decirle, pero no sé qué está haciendo, con quién anda ni qué hace. Eso no significa que no sea inteligente, que no sea atrevida o que no tenga cualidades importantes, sin duda las tiene.

CAMBIO: Quien sí marca bien en las encuestas es Vicky Dávila, de quien se dice que le interesaría que usted fuera su fórmula vicepresidencial. ¿Es así?

S.F.: Eso hace parte del folclore de la política en la que se dice una cosa y otra. Ella ha incursionado en lo público y, sin duda, se ha destacado. Lo que reflejan las encuestas es lo que está pasando en el país: una gran insatisfacción. Ustedes, como periodistas, discutirán sobre el periodismo que hacen o no hacen, pero ella ha sido protagonista alrededor de este gobierno, con la forma en que lo ha hecho. Repito, es problema de ustedes discutirlo, pero ha jugado un papel preponderante y muestra algo que pasa en Colombia: el inconformismo. Discrepo de muchas de sus ideas, eso no es un misterio, no estoy trabajando con Vicky Dávila ni pensando en vicepresidencias o presidencias.

CAMBIO: Una de las situaciones actuales en Colombia es la expectativa, reconocida por muchos expertos, del posible fracaso de la paz total. ¿Por qué cree que ocurrió esto?

S.F.: Porque se desconoció un principio fundamental, y fue un gran error: para tener una buena negociación, hay que tener una fuerza pública fuerte y sólida para ocupar los espacios que dejan los armados ilegales. Por eso, en Colombia estamos repitiendo negociaciones. Sin seguridad ciudadana, no se puede despegar la paz total. La seguridad ciudadana es un problema muy serio. La extorsión, el secuestro, es una criminalidad creciente que está causando muchos daños.

CAMBIO: ¿Con una fuerza pública más fuerte sería más fácil el camino?

S.F.: Sí, y con pedagogía. Una pedagogía del presidente en la que se construya la paz total. Pero ese no es su caso. Él va contra la cultura ciudadana, contra la civilidad, contra el respeto. La pedagogía del presidente Petro es la agresión, el maltrato y todo eso hace daño y aumenta el desorden.

CAMBIO: ¿Cree usted que ha llegado la hora del centro?

S.F.: No tengo la menor duda. Yo quiero, creo y pienso que se necesita otra expresión de la política y de lo público por fuera de los extremos. Colombia necesita una oportunidad para este espacio. Pero si no cambiamos la forma de la política aquí no hay cambios. Y lo voy a decir en términos más deportivos. Cuando uno está en política busca llegar al poder y transformar la sociedad, de acuerdo con nuestros ideales, pero la forma como se llega es lo que determina en qué cancha se va a jugar. Si jugamos en la cancha de siempre, estamos perdidos, la cancha hay que cambiarla por una en la que valgan los principios, la transparencia. Esta es la cancha donde se puede convocar a jugar, pero no con las viejas prácticas, porque esas son las que traen los viejos resultados. Y de ahí no salimos, y lo estamos viendo. Parte del problema de este gobierno es que pretendió cambiar, pero siguió en la misma cancha, y de ahí no va a salir nada.

CAMBIO: Pero, ¿usted va a participar? Fue candidato presidencial en 2018 y en 2022. ¿Lo será en 2026?

S.F.: Tengo clarísima la convicción de que podemos transformar esta sociedad y que sí se puede hacer. Se requiere una cantidad de cambios para construir una sociedad justa. Eso lo tengo clarísimo. Pero ya veremos qué pasa en la vida.