Carestía
José Rafael Espinel Paez
19 de mayo de 2022
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El director del DANE, Juan Daniel Oviedo, informó en días pasados que la inflación anual en abril fue del 9.23%, la más alta en los últimos 21 años. Los alimentos subieron 26.17% y los Servicios de agua y luz aumentaron 14.76%. La gente del común no suele entender las complicadas estadísticas, pero sí su bolsillo, pues con la misma plata compra menos alimentos y se ve obligada a consumir menos agua y menos luz.
Ante una situación tan grave y en medio de la campaña electoral, los mismos con las mismas han salido a tratar de calmar las aguas. El ministro Hacienda, José Manuel Restrepo, arguye que “estamos enfrentando un problema global” debido a problemas externos como la guerra en Ucrania, los escasez de contenedores, la subida del dólar, etc., intentando salvar su responsabilidad y la de los anteriores gobiernos. Pero no consigue esconder que las altas tarifas de los servicios públicos domiciliarios son producto del desmesurado afán de ganancia que impulsa a las empresas, hoy privatizadas, y que la Superservicios, en vez de proteger al usuario, desnivela la cancha a favor de ellas.
El factor internacional influye, desde luego, pero la causa principal de las alzas es la política antinacional aplicada por todos los gobiernos, desde César Gaviria hasta Duque, cuyo modelo económico consiste en exportar materia prima sin valor agregado e importar todo lo que nosotros podemos producir aquí con nuestros trabajadores y empresarios nacionales, causándoles la quiebra tanto al agro como a la industria.
Antes importábamos 500 mil toneladas de alimentos y ahora importamos alrededor de 15 millones toneladas. De trigo importamos el 97,18% de lo que se consume, equivalente a 1.320.417 toneladas. Colombia tan solo produce el 2.82%, irrisorias 3.732 toneladas, según lo informa El Colombiano (31.10.21). Perdimos nuestra seguridad alimentaria.
Esto solo bastaría para no votar por Federico Gutiérrez, fiel representante de los que causaron este desastre, sin hablar del resto de problemas como la corrupción, la inseguridad, la falta de salud y educación, la desigualdad, el maltrato a los ríos, la deforestación, el descuido al medio ambiente y la larga lista que cada uno de los lectores quiera agregar.
Qué hacer entonces el 29 de mayo. Primero no dejarse manipular por las encuestas y, segundo, no confundirse con el promeserismo irresponsable de quienes lanzan propuestas locas para resolver por ensalmo todos los problemas. Solo Sergio Fajardo, un candidato decente, tiene escritos en su programa de gobierno los detalles de cómo ir resolviéndolos. Y lo acompaña un probado equipo de personas que sí saben gobernar honestamente.
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