Por: José Diógenes Orjuela
Secretario General de la CUT
Un saludo fraterno a los compañeros y compañeras trabajadores del país, sindicalizados y no sindicalizados.
Comienzo precisando que las opiniones que expresaré no comprometen al Comité Ejecutivo Nacional de la CUT y son de mi exclusiva responsabilidad. Las hago como uno más de los miles de trabajadores que militamos en CUT, CTC y CGT, que nos hemos sumado al recién creado partido DIGNIDAD que lideran el candidato presidencial JORGE ENRIQUE ROBLEDO y su presidente Juan Manuel Ospina, ambos ungidos como tales por el I Congreso Nacional de los días 26 y 27 de marzo. El magnífico evento recibió, entre otros, el saludo de los presidentes de las centrales obreras, saludo que debo aclarar, no compromete la institucionalidad de las mismas habida cuenta el carácter plural de la composición política de las mismas. Este asunto no lo están respetando quienes han puesto a definición de las juntas directivas de los sindicatos el apoyo a otras opciones políticas, en clara violación de los estatutos y la democracia sindical.
Comenzaré por aclarar como expresidente de la CUT y actual Secretario General, y a propósito de la dañina tendencia de hacer del ataque burdo y grotesco entre sectores que se reclaman alternativos y de oposición al gobierno, que se equivocan, que absolutamente toda la Bancada Alternativa o de oposición, más de 40 congresistas entre senadores y representantes, unos integrantes de la COALICIÓN DE LA ESPERANZA y otros del Pacto Histórico, han sido consecuentes con las batallas que hemos librado y estamos librando contra el gobierno de Duque. Hubo respaldo sin vacilación al gran Paro del 21 de noviembre de 2019, a las movilizaciones, marchas y acciones para contener las nefastas reformas de Duque y su coalición de gobierno contra los trabajadores y el pueblo, al igual que al plan de acción planteado para las batallas del 2021 y en especial el paro nacional del próximo 28 de abril. El senador y ahora candidato presidencial Jorge Enrique Robledo es un asiduo asistente a nuestras movilizaciones y una voz constante en las denuncias contra los distintos gobiernos, respetando eso sí la autonomía de la centrales y organizaciones sindicales, sus portentosos debates son muestra de ello. Señalar, como la hacen algunos dirigentes, que quienes integran la Coalición de La Esperanza son de derecha, uribistas, tibios y muchos otros epítetos inmencionables, son expresiones de desespero, de sectarismo extremo y el peor de los mensajes sobre cómo se tratan las contradicciones de cualquier tipo. “Por el desayuno se sabe cómo será el almuerzo”, dice el refrán popular, y ese estilo en campaña es un mal presagio de lo que pudieran pretender para el futuro del país. Robledo y sus seguidores por el contrario constituimos una imparable corriente que hace de la decencia y el debate civilizado, pero implacable contra el gobierno y sus aliados, su estilo característico. Ningún dirigente sindical de DIGNIDAD hará de los epítetos y los insultos su instrumento de campaña. Es un pésimo estilo de las barras uribistas lamentablemente adoptado por otras corrientes que se reivindican como alternativas, hecho que ha puesto al país a pensar seriamente en que estos extremos no pueden constituir una salida a la situación de padecimientos que atravesamos. La población jamás comprenderá sus equivocaciones si no es con un claro debate sobre cuáles son los males que aquejan al país y quiénes sus responsables. En la CUT, en el Comando Nacional Unitario-CNU y en el Comité Nacional de Paro-CNP siempre se ha trabajado con la totalidad de esta bancada y otros congresistas que están en contradicción con las políticas de gobierno, y ninguna coalición puede apropiarse de estos esfuerzos unitarios y de movilización organizada y civilista.
Mi decisión de acompañar la aspiración de ROBLEDO, como afectuosamente lo ha dado en llamar el país, al primer cargo de la nación como opción para un gobierno alternativo a partir del 2022 tendrá como primer escenario la sana contienda entre los candidatos de la COALICIÓN DE LA ESPERANZA el 13 de marzo de 2022, que definirá quién irá a la primera vuelta en mayo del mismo año en representación de esta gran unidad. Estamos decididos a ganar con ROBLEDO en la consulta de la Coalición de La Esperanza, ganar en la primera vuelta y derrotar al que digan Uribe y Duque en la segunda vuelta. El pueblo colombiano da fe de la capacidad de quien ha sido escogido por nueve veces consecutivas como el mejor senador de la República, los trabajadores lo certificamos como uno de los mejores aliados en la defensa de nuestros derechos y nuestras luchas, los campesinos y los productores del campo lo han designado como su mejor defensor frente a la ruina ocasionada causada por los Tratados de Libre Comercio, los estudiantes lo han erigido como el más claro ejemplo a seguir, los empresarios nacionales lo tienen como el símbolo de la defensa de la producción nacional. En síntesis no hay un colombiano que no haya sido testigo de su constante batallar defendiendo los intereses del país y del pueblo colombiano.
Mención aparte merece su seriedad, decencia y coherencia política. Ni un coqueteo con el FMI, EL BM o la OCDE; nada de guiños con la potencia norteamericana; jamás un voto por los candidatos del gobierno en la elección de las llamadas IAS, ni un solo respaldo a los TLCs cuya revisión ha estado exigiendo, y sobre todo su indeclinable convicción de que la unidad se teje con la mayor amplitud, alrededor de un programa democrático que además sea guardián de la soberanía nacional, pactado entre los partidos, movimientos y fuerzas que logren concitarlo y quienes al mismo tiempo serán la dirección del gobierno ganancioso. Ya demasiado daño le ha hecho al país el mesianismo uribista como para reeditarlo a nombre de lo alternativo y democrático.
Para ganar toca clarificarle a los trabajadores y al pueblo quiénes son nuestros enemigos principales: el gobierno de Duque con su coalición y el papel del gobierno de EE.UU. que determina las catastróficas políticas a implementar en nuestro país, para que precisamente se abstengan de votar por los partidos, fuerzas y movimientos que acolitan esta situación. A partir de explicaciones pacientes, y no con epítetos, insultos y expresiones que rayan en lo peor de lo peor, pasar a convencerlos para que expresen su indignación en las urnas, “los debates ideológicos no dejan heridas, el lenguaje injurioso sí”( Carlos Gaviria). Se equivocan gravemente entonces quienes dirigen su ataque principal a la coalición de La Esperanza y sus candidatos, y no a Duque y su coalición de gobierno. Cada una de las coaliciones alternativas resolverá de manera autónoma y respetable quién será su candidato para derrotar a Duque y al que diga Uribe y reclamará el apoyo de los trabajadores para ganar. Lo que no es correcto ni mucho menos aceptable es degenerar el debate y pretender imponerles a los trabajadores y a sus organizaciones gremiales alguna de las opciones.
En esa misma dirección, dirigente sindicales y sindicalista que se respete y tenga claro el tema de la democracia sindical deberá entender que los sindicatos no son partidos políticos y ni que su membresía pertenece a tal variedad de militancias políticas, todas respetables, equivocadas o no, y que no es correcto obligar o asaltar la voluntad de la organización sindical con X o Y candidato, partido político o coalición de partidos, mediante resoluciones o medidas administrativas internas. Ese método antes que unir generará divisiones internas, porque asalta a los afiliados en su libre derecho a tener militancia política y a definir por quién vota. Pero no se trata de promover el apoliticismo, lo que sí pueden hacer los sindicatos es promover debates internos amplios y democráticos que permitan conocer las diferentes posiciones que se mueven al interior de la organización, que los directivos y activistas inviten a votar por quienes creen son candidatos, partidos, movimientos o coaliciones que se corresponden con los intereses de los trabajadores, la nación y el pueblo. Eso es democracia, lo contrario es hacer en nuestras organizaciones lo que tanto le criticamos a los partidos oligárquicos.
Finalizo enfatizando, que en esta campaña electoral que se adelanta para el 2022 los sindicatos y los dirigentes sindicales lo que debemos es dar ejemplo de democracia en nuestras organizaciones para convencer a los colombianos y en particular a los trabajadores que nuestros enemigos principales son el gobierno y quienes lo acompañan, y hacer todos los esfuerzos por convencerlos de no votar por ellos y, por el contrario, ganar su respaldo por los candidatos de partidos y movimientos alternativos. Haré campaña con la Coalición de la Esperanza y dentro de ella por Jorge Enrique Robledo a la presidencia de la república, que representa una candidatura para recobrar la DIGNIDAD de Colombia, defender la producción y el empleo nacionales y con su caracterizada honestidad hacer un gobierno que ponga freno a la corrupción y el favorecimiento de intereses foráneos. Eso sí haré campaña respetando la institución de la CUT y a quienes estén en otras orillas.
Bogota D.C, abril de 2021