'Lo que hoy vive Colombia es la expresión de la mente del presidente Petro, de la tónica en que está': Sergio Fajardo

El excandidato presidencial hace un diagnóstico del gobierno de Petro y de quienes fueron sus ‘vices’ Claudia López y Luis Gilberto Murillo.

Entrevista de El Tiempo a Sergio Fajardo
20 de mayo de 2024

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Sergio Fajardo El Tiempo

En entrevista con EL TIEMPO, Sergio Fajardo, excandidato presidencial y cofundador de Dignidad y Compromiso, hace un diagnóstico del gobierno de Gustavo Petro y de quienes fueron sus ‘vices’ Claudia López, con quien recientemente tuvo un rifirrafe, y Luis Gilberto Murillo, actual canciller.

 


Una pregunta presente en las conversaciones políticas es: ¿para dónde va el país? ¿Usted para dónde cree que va?

 

Muy a mi pesar, creo que el caos que hoy tenemos va a crecer. Eso significa que vamos a ver un mayor desorden, resentimiento, incertidumbre, frustraciones, rabias, malestar. Es desafortunado lo que estoy diciendo y espero estar equivocado. Pero, sinceramente, creo que lo que hoy vive Colombia es la expresión de la mente del presidente Petro, de su personalidad, de la forma como actúa y de la tónica en que está.

 


Muchas personas creen que el debate diario va al ritmo del Twitter del presidente Petro. ¿Usted lo ve así?

 

El Twitter es, sin duda, la herramienta privilegiada del presidente Petro. Sospecho que él está una buena parte del tiempo solo, con su celular en la mano, preparándose para responder a alguna persona, por cualquier razón o lo que sea. A través de su cuenta podemos ver su temperamento. Pasa por momentos de euforia, de amargura, de resentimiento, de alegría, de aburrimiento.

 


Pero ¿el Presidente también gobierna desde la plaza pública, ante los ciudadanos?

 

Así es. Pero en la plaza pública, cuando tiene enfrente a las multitudes que le producen pasión, se le desata su espíritu caudillista, se siente que él es el pueblo.

 


¿Para usted qué implica todo esto?

 

Esto hace que Colombia vaya como en una montaña rusa con una multiplicidad de emociones de arriba para abajo y viceversa. Eso nos llevará a una Colombia que terminará exhausta, cansada de tanta confrontación, porque temo que el presidente Petro sin duda no va a parar en esta dinámica. De hecho, pienso, desafortunadamente, que va a profundizar la confrontación.

 


El presidente Petro argumenta que no lo dejan cumplir sus promesas. ¿Qué piensa de eso?

 

Es una cortina de humo que el Presidente utiliza hábilmente porque hace un buen rato se dio cuenta de que la forma como está conduciendo el gobierno no va a llegar a donde él pretendía ir. Él no es una persona que arma equipos de trabajo. Ya hemos visto la forma despectiva como trata a muchos de los funcionarios, a las ministras, a los ministros. Y así no hay resultados y ante la falta de estos, se victimiza y usa esta excusa.

 


Pero también es cierto que la oposición ha sido implacable con él…

 

Él tiene que asumir su responsabilidad. El presidente Petro se desliga de lo que ocurre a su alrededor en su gobierno. Uno de los casos más patéticos fue cuando recientemente dijo que el Plan de Desarrollo no le servía y lleva dos años de gobierno. Echa a un lado el plan que en principio es la ruta, la carta de navegación, que debe seguir para llegar a donde pretende llegar. Eso es una demostración de esa incoherencia.

 


¿Qué impacto tiene esto?



Es sin duda alguna un mal augurio. Después de dos años ya tendrían que estar marchando todos los proyectos, tener las bases sólidas, los diseños, la organización de su gobierno y no está pasando así. La incapacidad del Gobierno pasa por el Presidente, que es el principio y fin de todas las cosas.

 


El presidente Petro ha hablado de constituyente y de referendo. ¿Cree que alguna de las dos vías serán posibles en su mandato?

 

El presidente Petro quiere tener todos los reflectores del país sobre él, a toda hora, todos los días. Es una forma de mantener la atención, de hacer girar todo alrededor de él. Enfrentando al pueblo. Se victimiza y le interesa mantener esa atención así, permanentemente hace afirmaciones que no son rigurosas, muchas improvisadas y que, obvio, no han sido trabajadas con un equipo sólido para presentarlas. Eso es lo que ocurre con la asamblea y proceso constituyente, después referendo. Lo que busca es tensionar. Pero ninguna de esas alternativas va a prosperar porque no se puede, no tiene la capacidad para convocarlas, no hay tiempo y no tienen sentido.

 


Esta semana, el presidente Petro anunció que iría a la ONU a denunciar que el Estado colombiano no cumple el acuerdo con las Farc. ¿Cómo le parece?

 

Usaría la palabra ‘ridículo’, pero suena duro y uno tiene que tener alguna consideración con la persona más importante del país que es el Presidente, pero eso no tiene ningún sentido bajo ninguna lógica. Como jefe de Estado, ¿se va a ir a la ONU a denunciarse a sí mismo?

 


Varios observadores consideran que el presidente Petro está pensando en las elecciones de 2026. ¿Usted qué cree?

 

Desde el año pasado ya el Presidente empezó a hablar de la campaña del 2026. Él necesita esa agitación, estar en campaña. Su estrategia es decirles a sus seguidores que no lo dejan hacer, señala a otros de responsables y concluye que ellos no lo dejan y, por tanto, él, su elegida o su elegido tiene que seguir después del 2026.

 


En esas elecciones, ¿cómo ve los escenarios para el petrismo, el antipetrismo y si es posible hallar otra vía?

 

Sí, claro que sí, hay otras alternativas, debemos buscarlas, hallarlas, construirlas. Estoy seguro de que después de haber visto un lado y luego haber visto el otro, nos falta ver otro espacio, con valor. Eso es lo que yo creo y espero. Vimos el mal gobierno de Duque que precipitó la llegada de Petro, que hace un mal gobierno. Llegó el momento del llamado centro.

 

A propósito del adelantamiento de la campaña de 2026, ¿qué papel juega usted?

 

Yo voy a seguir participando en política como lo he hecho durante tantos años. Reivindicando que la política se puede hacer de manera diferente, enfrentando la corrupción que le hace un daño gigantesco a Colombia, reivindicando que los extremos no son la solución, que no lo han sido y no lo van a ser. Hay que reivindicar la serenidad porque Colombia va a quedar muy maltrecha. Va a quedar muy herida, y a Colombia desde el 2026 hay que sanarla, no con la agresión. Estoy seguro de que esa voz, esa mirada, después de tanta gritería, de tanto insulto, de tanta mentira y del espectáculo en las redes que no respetan nada por tribus que se convierten en fanáticas y las utilizan de una manera u otra para agredir a los diferentes, esa voz de respeto es la que los colombianos querrán escuchar.

 

Su fórmula vicepresidencial en 2022, Luis Gilberto Murillo, es ahora el canciller. ¿Cómo explicar ese nombramiento?

 

Hago dos observaciones sobre Luis Gilberto. Primero, lo conozco en términos personales, compartimos como gobernadores, él de Chocó y yo de Antioquia, departamentos vecinos. Él es una persona que respeto, tengo la mejor opinión de él. Segundo, ahora hace parte de un mal gobierno y apostó su papel público alrededor de la figura del presidente Petro. Es una lástima porque está atrapado sin salida. No es una buena trampa en la que está.

 

Y su otra fórmula vicepresidencial en 2018, Claudia López, está de pelea con usted. ¿Cómo explicar esas diferencias?

 

Ella tiene una obsesión por ser presidenta de Colombia y se ha fijado la meta de hacerlo en el 2026. En ese propósito está dispuesta a pasar por encima de todo con tal de lograrlo. En particular ya escogió convertirme a mí en una persona contradictora de ella y se refirió en términos para mí desobligantes con respecto al trabajo que yo he hecho. Pero ella tiene que entender o tendrá que entender eventualmente que el oportunismo tarde o temprano termina estrellándose, porque eso de utilizar a quien le sirve y a quien no le sirve, ponerlo a un lado o patearlo no le va a funcionar toda la vida.

 

Pero ¿por qué cree usted que ella es oportunista?

 

Y llena de contradicciones. Esa afirmación que hizo con respecto a la frase ya famosa de ‘Ganamos, Gustavo, por fin ganamos, carajo’ y señalando que ese era el cambio que a ella le inspiraba. Y ahora cambia para evitar ser juzgada. Ella tiene sus propósitos y seguro utilizará a todos los que crea que le pueden servir para alcanzarlos.

 

Sea quien sea el gobernante entre 2026 y 2030, ¿cuáles cree usted que deberían ser sus prioridades?

 

La primera, recuperar la confianza en Colombia. En términos de sanación pública. Hay que avanzar en cultura ciudadana, en tender puentes, en ser capaces de hacer realidad muchos acuerdos nacionales alrededor de diferentes temas. Para eso hay que tener serenidad, sabiduría, una sensibilidad grande para recordar que hay muchos cambios que se tienen que hacer, pero al mismo tiempo nos va a tocar reparar instituciones que van a quedar maltrechas.

 

¿Usted, entonces, cree que serán tiempos difíciles?

 

Va a ser un período difícil en muchos sentidos, pero esa es la tarea para sanar a Colombia. Hay que avanzar en los cambios que efectivamente necesita nuestra sociedad, pero es fundamental construir confianza para poder, por fin, hablar de un proyecto nacional, esta será una oportunidad para una vía distinta, alejada de los extremos.

 

Por estos días usted está en calidad de profesor. ¿Por qué?

 

La educación es un tema trascendental. En el mundo hay temas vigentes como son la discusión de la educación en lo público y la calidad de la educación. Aquí, el presidente Petro por ejemplo ha buscado dividir a las universidades públicas y a las privadas, quiere afectar a las privadas, quiere dividir a los jóvenes que estudian en las públicas y en las privadas como contradictores, como enemigos, desconociendo la realidad de la educación superior en Colombia.

 

¿Por qué usted es tan reiterativo en lo que llama educación con calidad?

 

Porque si no se hace así, el daño es muy serio. Si la educación no es con calidad, se profundizan las desigualdades. Hay que luchar contra las desigualdades, esa es una tarea prioritaria que hoy no se está haciendo. No se está trabajando con las maestras y los maestros ni tratando de superar los problemas profundos que tiene el sistema educativo colombiano.

 

En los últimos días, el país ha sido sacudido por varios escándalos de corrupción, un fenómeno de vieja data, pero que ahora vuelve a aparecer. ¿Qué reflexión tiene de esto?

 

La corrupción que estamos viendo en el gobierno del presidente Petro es la expresión de un problema profundo de la sociedad colombiana. Para mí es el problema más serio. Es una especie de cáncer que ha invadido muchas esferas de nuestra sociedad y el presidente, que prometía enfrentarla, es prisionero de esa misma corrupción.

 

¿Por qué afirma eso?

 

Sí, porque empezó con las declaraciones de su hijo, con una en particular cuando dijo que habían decidido que para ganar debían vincular a muchas personas con tal de tener los votos y efectivamente así lo hicieron, llevando a figuras como Armando Benedetti. El caso de él es muy representativo porque después de todo lo que dijo, lo que escuchamos, el presidente Petro lo pone como flamante embajador de nuestro país ante la FAO. Hay que luchar contra el fenómeno de la corrupción, no solo por una cuestión ética, sino porque es un robo a los pobres. Hoy la corrupción está extendida y no es una opinión mía, sino un drama diario que vemos en vivo y en directo.

 

REDACCIÓN POLÍTICA

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