Andrés Trigos, @AndresTrigos
Observatorio Económico de Antioquia – OBEA
Los últimos 60 años la población del mundo creció 250% y la producción de arroz lo hizo 354%. Se pasó de producir 271 millones de toneladas de arroz a cerca de 960 millones de toneladas en 2019.
Para el año 2019, China, India, Indonesia y Vietnam concentraban el 65% de la producción y el 61% del consumo. Las exportaciones partían en un 77% de India, Tailandia, Vietnam, Pakistán y Estados Unidos, donde su producción interna sobrepasó hace varios años el consumo propio y están obligados a poner inventarios en otros países. El crecimiento se motivó en mejoras tecnológicas, desarrollos científicos y optimización de recursos que provocaron un incremento en la productividad al pasar de cosechar, en promedio para el mundo, 2.1 toneladas por hectáreas a 4.
Según la OCDE, para 2019 países como Australia, Estados Unidos, Uruguay, Perú y China producían entre 7 y 9 toneladas por hectárea y Colombia, muy cerca, pasó de producir 1.9 a 5,9 toneladas por hectáreas en 2020 (DANE, 2021). En recientes estimaciones, la FAO y la OCDE muestran que, aunque estos crecimientos han servido para mejorar la dieta en algunos países del mundo, en adelante la nueva producción no tendrá nuevos consumos más que la expansión natural de la población. Al respecto, el último informe publicado por estas organizaciones sobre Perspectivas Agrícolas 2019 – 2029 estimaba que para los siguientes años, los consumos per cápita de África y Europa crecerían apenas 1.16% y 0.37%, respectivamente, mientras que los de Asia, América del Norte y América Latina y el Caribe caerían, sin incluir los efectos de la pandemia. En contrapartida, al final de la próxima década el mundo estaría almacenando cerca del 15% de la producción cada año.
En ese contexto Colombia se ha convertido en un mercado atractivo. El país tuvo en 2019 un consumo per cápita de 42.9 kg -superior a África con 26.9, América del Norte con 13.1 y Europa con 6.4- y la producción nacional, de 2.9 millones de toneladas, alcanzó para surtir el mercado nacional. Incluso, puede afirmarse que durante las dos décadas de este siglo el país ha producido lo suficiente para surtir el consumo nacional. La categoría del sector no es menor, se siembran en promedio 500 mil hectáreas por año, en cinco zonas agrupadas en 23 departamentos y cerca de 17 mil productores generan casi el 3% de los empleos directos y el 5% de los empleos indirectos en el sector agrícola.

A pesar del empeño y buen desempeño de los productores en el país, la política comercial ha sido la de importar el arroz que podemos producir. En 2020, se pusieron en la nación aproximadamente 227 mil toneladas de arroz blanco extranjero, en 2019 fueron 190 mil y desde 2012 se totalizan más de 1.5 millones. La situación tiende a empeorar pues, sumado a los inventarios crecientes en el mercado internacional, el país ha pactado acuerdos de libre comercio, principalmente con Estados Unidos y la Comunidad Andina de Naciones, que desprotegen a los productores nacionales y que los deja a merced de una voraz competencia por el consumo interno.
Por efecto de la pandemia y la caída en el consumo nacional, la existencia de inventarios cercanos a las 700 mil toneladas de arroz y el poder monopólico ejercido por los molinos en la remuneración a los productores, además de la avalancha de las importaciones programadas, el sector ve amenazados sus ingresos para el 2021 y ante esta realidad el gobierno nacional no ha tomado las decisiones adecuadas para proteger a los cultivadores. Como lo ha demandado Dignidad Agropecuaria, se deben tomar medidas para mitigar la crisis y que podrían ir en la dirección de detener las importaciones al país, concretar un programa de compras estatales para repartir el alimento entre la población más necesitada y afectada por la pandemia e implementar un incentivo al almacenamiento de la producción.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *