El tolimense no es bruto y va a votar por su región

Ene 25, 2022 | Prensa Elecciones 2022, Senado

El tolimense no es bruto y va a votar por su región, Hugo Patarroyo El Nuevo Día: Periodico de los Tolimenses 25 de enero de 2022 Sigue a Hugo Patarroyo en sus redes sociales En entrevista, Hugo Patarroyo, candidato al Senado por Dignidad, dentro de la Coalición Centro Esperanza, dijo que urge una reforma política, […]

El tolimense no es bruto y va a votar por su región, Hugo Patarroyo

El Nuevo Día: Periodico de los Tolimenses

25 de enero de 2022

Sigue a Hugo Patarroyo en sus redes sociales

En entrevista, Hugo Patarroyo, candidato al Senado por Dignidad, dentro de la Coalición Centro Esperanza, dijo que urge una reforma política, afirmó que el centro es la única solución del país y aseguró que el Tolima tiene que trabajar en vías y veedurías. “Hay grupos políticos interesados en afear, embrutecer y empobrecer al Tolima”, indicó.

 

Usted es de Ataco y dice que representa el ‘surtolimensismo’. ¿En qué consiste eso?

El Tolima que adoro y quiero tanto es un departamento privilegiado, particularmente el sur, donde nací, crecí y vivo. Es una región excepcionalmente buena para proyectarla a nivel nacional. Sé que el Senado es nacional y que muchos amigos me van a respaldar en otros departamentos, pero lógicamente aspiro a que el sur me dé un apoyo bastante importante. Para mi el Tolima es como un micro de lo macro que es Colombia: gente, paisajes y, sobre todo, familias de grandes calidades. La restitución de los valores tiene que darse en las familias, porque son la base de toda sociedad. Si la familia se desbarata, el resto también.

Cada cuatro años el Tolima se convierte en un escenario ideal para la ‘rapiña’ electoral en la que candidatos foráneos sacan votos y no regresan. ¿Cree que esta vez el tolimense si va a votar tolimense?

El tolimense no es bruto y va a votar por lo que más representa a su región. Siempre he dicho: el tolimense no es ni feo ni bruto ni pobre, pero hay grupos políticos interesados en afearlo, embrutecerlo y empobrecerlo. Creo que se aproxima un despertar de la conciencia tolimense porque las personas van a votar por los de acá. 

Vale la pena respaldar a los suyos y escoger a los mejores para poder tener una auténtica vocería en el Congreso. Hay un baraja de candidatos con gente respetable e interesada en el progreso del departamento, a excepción de uno que otro cuestionado que la gente ya conoce y tiene rabo de paja, porque hablan de moralidad cuando tiene procesos engavetados. Los tolimenses de bobos tenemos poquito.

¿Qué le está proponiendo a los tolimenses y, claro, a los colombianos?

No me gusta hablar de todo. Uno puede tener un mar de conocimiento y un milímetro de profundidad. Uno tiene que dedicarse a temas específicos y por eso tengo dos pilares fundamentales: las vías, porque sin ellas no se puede hacer nada. Me he preguntado: para qué megacolegios, puestos de salud y centros de acopio en sitios donde no se puede acceder por carretera si cuando llega el invierno no pueden llegar los estudiantes, los pacientes y los agricultores. Un departamento como el Tolima sin vías no puede crecer. 

Lo segundo son las veedurías, una herramienta importantísima que está legalizada, pero que las dejan a un lado. Necesitamos una política agresiva para que las comunidades de todos los municipios tengan acceso a la vigilancia de las obras. Donde haya inversión pública, debe haber una veeduría, pero a la clase política tradicional, que son los que manejan muchos de los recursos, no les interesa que existan.

Diferentes sectores políticos coinciden en decir que Colombia, sí o sí, necesita una serie de reformas. Si comparte esa opinión, ¿cuál cree que es la más urgente?

La reforma política. Este es un país que necesita urgentemente reformar el modo de hacer política porque el país está diseñado para que se robe y no suceda nada, para que se compren las conciencias y los votos y no pase nada, para que la plata se la lleven al exterior y no pase nada. La estructura política del país tiene que cambiar. Dicho de otra manera, tiene que haber una modernización del Estado colombiano. 

En los países desarrollados ningún candidato se mete la mano al bolsillo porque las elecciones son sufragadas por el Estado, que le entrega la plata a los partidos. Aquí, en cambio, hay una reposición de votos. Al final, la gente busca el billete para ver cómo se quedan con las tajadas que le tocan del presupuesto nacional, eso es una reciclada de corrupción, una puerta giratoria de corruptos.

 

¿Cuál es el peor vicio que se tiene que acabar en el Congreso?

Se tiene que acabar la mermelada. No puede ser que el presidente, para que le aprueben las cosas, tiene que gratificar a los congresistas. Uno tiene que vender ideas, no tiene que comprar conciencias. Y ese reparto de cuotas burocráticas en el Gobierno se tiene que acabar. Partidos que no vale la pena traerlos a colación llegan y ponen candidatos a ministros que no van ni vienen. Son unos ilustres conocidos en sus regiones y salen con unas mañas que son deplorables, todo porque no existe un compromiso real del Ejecutivo con la comunidad.

¿Por qué considera que el proyecto de la Coalición Centro Esperanza debe estar en el Congreso de la República y, desde su candidatura, cómo se alinea a su propuesta territorial?

Esta coalición está representando, ideológicamente, el centro de la política. La polarización, entre la extrema izquierda y la extrema derecha, no nos lleva a ningún desarrollo, porque vamos a estar peleando entre nosotros. La coalición está presentando opciones que tienen lo mejor de las dos vertientes ideológicas. El centro es la solución del país. Incluso, estadísticamente está comprobado que para las próximas elecciones la gente va a buscar algo que no esté en los extremos.

La gente joven siempre ve al político como una cosa distante, de mala presentación, de malas costumbres. Nosotros estamos rompiendo con eso. No estamos dando tamales ni lechona ni relojes de cuarzo ni bicicletas ni rifando cosas. El modo de hacer política no puede ser comprando las conciencias. Nosotros no le estamos jalando a eso, los partidos tradicionales sí. Creemos que podemos llegar con la gente joven que cree en su país, que quiere un mejor futuro y que aspira a un cambio, el cual tiene que ser ya porque el país va a un despeñadero.

Los analistas coinciden en decir que definitivamente va a haber un cambio, pero no se sabe cuánto. Algunos dicen que en mucho y otros que en poco. ¿Cuál es su pronóstico?

Opino igual. No sabemos cuál vaya a ser el porcentaje de cambio, pero sabemos que va a haber. Nosotros estamos convocando a la consciencia de la gente; a que piense, antes de votar, si es una persona con las manos limpias, si es transparente, si tiene estructura académica, si cuenta con experiencia administrativa, si tiene sensibilidad social. Esa ha sido la forma de vender mi candidatura. 

Yo quiero servirle al Tolima, no quiero llegar a robar. El servicio público no es para enriquecerse y aquí en el Tolima la cosa se desmadró, todo el mundo está enmermelado. Ahora, los tradicionales van a hacer lo posible y lo imposible por obtener mayorías en el Tolima. De ello va a depender si les aceleran los procesos en las ‘ías’. Si les va mal se les puede enredar la piola.

No es por ser pesimista, ¿pero cree que el nivel de cultura política colombiano da, hoy por hoy, para que el voto de opinión venza al voto amarrado?

Nosotros creemos en las personas y, sobre todo, en la gente joven, que tiene claro que el país está mal por la clase dirigente corrupta que ha estado en el poder durante tanto tiempo. Nosotros estamos presentando una bancada de gente impecable y transparente. Si esto no se da como lo estamos pensando, apague y vámonos. La pandemia sirvió para que la gente piense bien en cómo va a ser su futuro y el de su familia. La llevó a pensar en si vota por un sinvergüenza que comprobadamente se está robando el erario o vota por una gente distinta. Yo, que uso mucho el servicio público, cada vez que un taxista mira la valla de un político, me dice ‘ese hp es un ladrón’. El descrédito de la clase política es impresionante.

¿Por qué apoya la candidatura de Jorge Enrique Robledo?

Con todo el respeto que se merecen los otros precandidatos, Jorge Robledo es el tipo más estructurado académicamente que hay en este grupo y, en general, todos los aspirantes. No es casualidad que haya sido escogido por diez años consecutivos como el mejor congresista del país. Con mucho acierto, advirtió lo que iba a pasar con los TLC que acabaron la industria nacional, cuando Colombia era un país autosuficiente en alimento y ahora tenemos que importar todo. Robledo, además, es un tipo transparente y que conoce el país. Los tolimenses y los colombianos conocen su trabajo y deben votar a conciencia por él. Robledo es un gran ibaguereño y un extraordinario candidato.

¿Cómo está haciendo su campaña?

A través de los medios de comunicación y caseando, llegándole a la gente con propuestas. La estoy haciendo con las herramientas que nos proporciona la modernidad tecnológica. Me ha sorprendido gratamente que me están respaldando personas de todos los grupos políticos: liberales, conservadores, Cambio Radical, la U, Centro Democrático, los Verdes, amarillos, etcétera. Me han dicho que van a votar a la Cámara por otras personas pero que al Senado van a votar por Patarroyo.

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