El miércoles pasado, ante la Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes, acusamos por los delitos de prevaricato al presidente Gustavo Petro, por violar la Ley 2118 de 2021 que ordena que “el gobierno nacional, a través del ministerio de minas y sus entidades adscritas, dictará normas que garanticen el abastecimiento y la confiablidad en el suministro de gas combustible en el mercado –y de petróleo, porque los yacimientos son los mismos: de hidrocarburos–, como eje de la transición energética” (Ver enlace).

 

Pero como estamos en el gobierno de Gustavo Petro, en sus recientes viajes a Caracas y a Dubái promovió lo contrario de lo que le ordena esa ley.

 

En Dubái se ufanó porque Colombia no suscribirá nuevos contratos para buscar hidrocarburos, a pesar de que las reservas nacionales alcanzan solo para siete años. Y a los ambientalistas del mundo les ocultó que días antes había anunciado que Ecopetrol produciría e importaría petróleo y gas de Venezuela para el consumo de los colombianos.

 

En su conocida retórica populista, le parecen ambientalmente muy malos los hidrocarburos de Colombia y muy buenos los de Venezuela. Ni que no hubiera nacido en Zipaquirá o en Ciénaga de Oro.

 

Así, entonces, desnudó su demagogia ambientalista, muy útil para engañar electores pero muy dañina para gobernar un país. Tan disparatada es, que Petro es el único Presidente del mundo –entre 96 países que producen hidrocarburos–, en imponer que aquí no se firmarán nuevos contratos para buscar más petróleo y más gas.

 

También hizo un oso internacional al firmar una declaración contra los hidrocarburos con nueve pequeños países que no los producen, con lo que puso en evidencia la soledad tan sola en la que se encuentra en el mundo, así a Colombia la tramen con el cuento de que Gustavo Petro es una celebridad mundial.

 

Repitamos algunas verdades que oculta Petro.

 

1.- Es cierto que hay un problema de cambio climático que debe atenderse, no con un salto al fracaso, sino con una ordenada transición energética que no le haga un daño profundo e irreparable a Colombia y a otros países.

 

2.- Colombia no provoca el cambio climático sino que es su víctima, porque apenas produce el 0,6 por ciento de los Gases de Efecto Invernadero (GEI) del mundo y, de estos, el gas carbónico (CO2) por quemar combustibles fósiles –carbón, petróleo y gas– aporta apenas el 0,2 por ciento. Si por llevar los GEI a cero se destruye la economía nacional, nada se resolvería en el calentamiento global, ni aquí ni en ninguna parte.

 

3.- El gobierno de Petro no está haciendo nada serio para modificar la gran dependencia del petróleo y el gas de la economía colombiana. En esto también engaña, como engaña el ministro de Hacienda al decir que en 15 o 20 años Colombia reemplazará las exportaciones actuales de petróleo por las de hidrógeno, a pesar de que se sabe que para 2050 el consumo mundial de hidrocarburos será igual al de hoy (Ver enlace) y que es obvio que los colombianos debemos hacer esfuerzos por seguir exportándole a ese mercado y no convertirnos en importadores (3).

 

Por la lógica de su charlatanería autoritaria, Petro ni los otros jefes de su gobierno han demostrado, con estudios, que es acertado lo que dicen y hacen sobre hidrocarburos y transición energética, aunque blandan el garrote de que a Colombia la pueden gobernar como si fuera la hacienda de los que ganaron las elecciones de 2022.

 

Bogotá, 9 de diciembre de 2023.