Por: Alejandra Sánchez Zuluaga
Secretaria Nacional de #JóvenesConDignidad
@alesanchezul
Como juventud en los últimos años hemos participado en los debates más importantes de la coyuntura nacional de nuestro país. Jóvenes de todos los sectores y orígenes políticos llegamos gradualmente a más escenarios de participación en diferentes rincones de Colombia, llevando a estos, temas que nos aquejan como lo son: la falta de garantía de derechos, la crisis climática, la falta de educación, las pocas oportunidades laborales y pensionales, el mínimo acceso a la cultura, la pérdida de suberanía, entre otros.
A la par, hemos sacado a las calles, a través de movilizaciones masivas, pacíficas y creativas, históricos debates que han estado olvidados, como la desfinanciación estatal a la educación pública, la urgente reforma que requiere el ICETEX, el pírrico presupuesto a la ciencia y tecnología, el asesinato sistemático de líderes sociales, el incumplimiento al Acuerdo de Paz o el abuso de la fuerza pública en manifestaciones sociales. En las calles y en las tribunas de participación cada vez somos más las y los jóvenes que reconocemos que el país no va por buen camino, pero, sobre todo a quienes nos colma un sentimiento de indignación por un modelo de país y un gobierno que le está arrebatando el futuro a esta generación.
Sentimos indignación por un modelo económico que profundiza la desigualdad e impide a Colombia desarrollarse como una nación próspera y soberana. Indignación con un modelo educativo que deja por fuera de la educación superior a la mitad de los bachilleres que se graduaron con nosotros. Indignación con un modelo de salud donde por la voraz intervención e intermediación financiera de las EPS, miles de personas mueren en la puerta de los hospitales. Indignación con una cultura que discrimina a las personas en razón debido a su sexo, género, raza o etnia. Indignación con las instituciones públicas, que, en lugar de cuidarnos, nos callan por protestar pacíficamente. Indignación con un gobierno nacional que, en medio de una pandemia, no garantiza una vacunación universal a la sociedad y en cambio descarga la crisis económica en los hombros de la clase media y trabajadora. Indignación por una lista interminable de razones.
Sin embargo, ese sentimiento de indignación que ha caracterizado a la juventud colombiana, que nos ha llevado a llenar plazas públicas y se ha reflejado en una voz nacional de protesta, hoy representa una esperanza. En cuanto hemos comprendido que el país no va por el mejor camino, ni está siendo gobernado para los intereses de la mayoría; miles de jóvenes nos hemos organizado para apostar por un proyecto alternativo, democrático, amplio y nacional. ¡Ese es DIGNIDAD! Y todo aquel o aquella que, en la defensa del trabajo e industria nacional, en la búsqueda por garantizar universalmente los derechos humanos, en la reivindicación de la lucha de las mujeres, poblaciones y sectores; encuentre más que una bandera para enarbolar, es bienvenido y bienvenida a pasar de la indignación a la digna acción.
Con este pequeño escrito quiero hacer una gran invitación a la juventud colombiana a que nos organicemos desde ya, para pasar de esa gran indignación a una gran digna acción, ¡a que nos llenemos de herramientas para lograrlo! Herramientas de todo tipo para solidificar las bases de nuestro sueño. Por ello, quiero invitarles a participar en la Primera Escuela de Liderazgo: “De la indignación a la digna acción” que realizaremos desde la secretaría nacional de #JóvenesConDignidad. En esta escuela buscaremos dotar de herramientas políticas, jurídicas y prácticas a miles de jóvenes que quieren pasar de la indignación a la digna acción, pero que no saben cómo, y así, puedan empezar a incidir en sus entornos y comunidades. ¡No queda más que decirles, nos vemos en la primera sesión el domingo 28 de febrero!