El 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de las Mujeres Trabajadoras. Varios acontecimientos anteceden esta fecha, en marzo de 1857, en Estados Unidos, ocurrieron movilizaciones obreras que dieron origen en la ciudad de Nueva York a la creación del primer sindicato por parte de las trabajadoras. En esta misma ciudad, en 1908, nuevamente se organiza una huelga exigiendo jornadas laborales menos extensas e igualdad en los salarios. Sin embargo, el dueño de la fábrica textil Cotton ordenó cerrar las puertas del lugar para detener la manifestación y producto de ello se ocasionó un incendio donde decenas de mujeres murieron quemadas.

A partir de este hecho, en la II Conferencia Internacional de mujeres socialistas en Copenhague- Dinamarca se habló de un día que conmemorara el “Día Nacional de la Mujer Trabajadora” y más tarde la ONU, en 1975, proclamó el 8 Marzo como el “Día Internacional de la Mujer”. 

En Colombia, estos movimientos mundiales hicieron eco a inicios del Siglo XX. Uno de los acontecimientos más importantes ocurrió el 12 de febrero de 1920 con la primera huelga laboral de mujeres, en donde se movilizaron unas 400 trabajadoras. Liderada por Betsabé Espinal, exigían igualdad en los salarios, la desaparición de las multas que los jefes les obligaban a pagar por cualquier contratiempo, el respeto y la dignidad en su condición de mujeres (ya que eran constantemente acosadas), la reducción de horas laborales y poder trabajar con zapatos, pues se les exigía trabajar descalzas.

Es necesario realizar una radiografía de la situación de las mujeres hoy en Colombia. Vivir en un país como este, en el que la gran mayoría de la población sufre en condiciones de pobreza y desigualdad, ubica a las mujeres en medio de un panorama más difícil, y si se es mujer y joven, esta situación tiende a empeorar. Colombia es el segundo país de la OCDE con más jóvenes que ni estudian ni trabajan (los denominados jóvenes NiNi). La tasa promedio de los jóvenes NiNi entre los países miembros es de 16%, pero en el país, la cifra es de 27,8% de los cuales el 9,4% son hombres y el 18,4% son mujeres según el DANE.

En materia de educación, a pesar de que la deserción escolar en las mujeres es un punto porcentual menor que la de los hombres, está demostrado que la mayoría de las mujeres desertan de sus estudios para dedicarse a labores del cuidado, mientras que la mayoría de hombres que desertan, lo hacen para dedicarse a trabajar por cuenta propia. Esto tiene una incidencia importante en el futuro de los jóvenes, pues el último informe de brechas de género del DANE demostró que la mitad de las mujeres que cursan solamente la educación básica o secundaria, no llega a obtener ingresos propios. 

Frente a esto, el gobierno nacional no cumplirá realmente la promesa de la gratuidad en la educación superior, no elimina y si mantiene el ICETEX, ahogando a la juventud con deudas impagables, además del aumento respectivo de las matrículas entre el 13% y el 16%.

El trabajo de cuidado no remunerado resulta siendo otro factor que profundiza la desigualdad y la feminización de la pobreza. Hoy las mujeres dedican 2,34 horas más que los hombres a este tipo de labores, la situación empeora si la edad está entre los 29 y 45 años porque son 3,05 horas de más. Dicha situación implica que hoy las mujeres estén desligadas de la poca producción nacional existente, que no puedan acceder a la educación superior calificada y mantiene la dependencia económica, que aumenta los diferentes tipos de violencia. Según lo reportó el Instituto Colombiano de Medicina Legal, en 2022, cada 8 horas fue asesinada una mujer; entre enero y octubre, 827 mujeres fueron asesinadas y para febrero del 2023 ya van 10 feminicidios reportados. 

Por lo anterior, se hacen necesarias medidas del Gobierno Nacional, como la implementación de un Sistema Nacional de Cuidado que permita que el Estado asuma esta responsabilidad, la generación de un programa de empleo público que incluya especialmente a las mujeres y donde existan  las herramientas necesarias para que dicho sistema esté en función del desarrollo del país y una política de desarrollo interno de la producción nacional. Medidas que el gobierno de Gustavo Petro no ha reflejado en su Plan Nacional de Desarrollo y las reformas propuestas. Al contrario, su política económica profundiza la crisis económica y las desigualdades. 

Se hace urgente renegociar los TLC, en especial el de Estados Unidos, ya que mantiene el sometimiento y la dominación de nuestro país. Para ello se requiere de una verdadera voluntad política que le apueste a los intereses de la Nación por encima de los extranjeros. Resulta inadmisible continuar con la aplicación casi que inmediata de los lineamientos establecidos por organismos como la OCDE, continuando con la destrucción del aparato productivo nacional y ahondando en el desempleo y la pobreza.

Las mujeres colombianas debemos unirnos para luchar por la defensa de la soberanía de nuestra nación y rechazar la intromisión del gobierno de Joe Biden en los asuntos internos del país. Debemos oponernos a visitas de los altos funcionarios del gobierno de EEUU, como las del director de la CIA, William Burns, el Secretario de Estado, Antony Blinken o la jefa del Comando Sur del ejército de ese país, Laura Richarson. Asimismo, rechazar la entrada de tropas norteamericanas al Amazonas, la propuesta de convertir el Parque Nacional Natural Gorgona en una base militar gringa, la NO renegociación del TLC con los EEUU, los actos de corrupción de Nicolas Petro relacionados con dineros del narcotráfico y el lacayismo del presidente ante la OTAN, la OCDE, el BM y el FMI. 

Le recordamos al presidente Gustavo Petro y la vicepresidenta Francia Márquez que ponerse el pañuelo de la lucha feminista en el cuello, no basta para defender los derechos de las mujeres.