Por la autonomía económica de las mujeres, soberanía sobre nuestros cuerpos y soberanía para nuestra nación

Por Maria Camila Tovar
08 de marzo de 2024

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8 Marzo Maria Camila Tovar

El mes de la conmemoración del día internacional de las mujeres trabajadoras, llegó a Colombia en medio de un Gobierno que se comprometió con defender y garantizar los derechos de las mujeres, de las minorías y de sectores poblacionales históricamente excluidos. Las promesas de campaña del Gobierno Petro aún no se cumplen y los derechos ya alcanzados por las mujeres, siguen siendo letra muerta ante la realidad económica.

 

En el mundo, cada vez es más evidente que los derechos alcanzados gracias a las luchas de las mujeres no se convierten en una realidad sólo por el hecho de estar escritos. La garantía de los mismos, tiene una estrecha relación con el desarrollo económico y productivo de la nación.

 

Las condiciones sociales y económicas de Colombia hacen que la propuesta de defender y garantizar los derechos alcanzados por las mujeres, parta por resolver las causas de sus problemas. En materia económica, de garantía de derechos y de eliminación de discriminaciones y violencias, falta un largo camino por recorrer.

 

La feminización de la pobreza es una realidad

 

En Colombia, la pobreza y las desigualdades económicas no dan tregua. Más de 14 millones de personas (34% de la población) se encuentran en el rebusque, de las cuales, el 69% son mujeres. En el último trimestre (noviembre/2023-enero/2024), la tasa de desempleo de los hombres se ubicó en el 8,7%, mientras que la de las mujeres fue del 13%, es decir, 33% más alta que la de los hombres.

 

El boletín estadístico sobre empoderamiento económico de las mujeres en Colombia, publicado por el DANE y ONU Mujeres, afirma que el desempleo en mujeres entre 18 y 28 años se agudiza aún más. El estudio reveló que “las mujeres con estudios universitarios enfrentan dificultades para incorporarse a un empleo en mayor medida que los hombres con el mismo nivel de educación; 12% en contraste con 9%”.
La brecha salarial entre hombres y mujeres, se ubicó en el 15% para el 2023, sobre el salario mínimo. El estudio afirma que, a pesar de que las mujeres combinan la carga de cuidados con los estudios, su esfuerzo no se traduce en recibir un pago, al menos, igualitario por su trabajo. Además, está demostrado que entre menor es el nivel educativo, más aumenta esta brecha.

 

Las labores de cuidado no remuneradas, continúan siendo una sobrecarga para las mujeres, que en la mayoría de los casos significan una doble jornada laboral. Según un reciente informe de la OCDE (2023), las mujeres dedican 22 horas semanales más que los hombres a este tipo de trabajo.
Con este panorama, se hace más difícil pensar en una real autonomía económica para las mujeres.

 

La concepción sobre los cuerpos de las mujeres debe ser transformada

 

Los derechos sexuales y derechos reproductivos siguen siendo atropellados. Por ejemplo, aún no son claras las acciones para dar cumplimiento a la Ley de Parto Humanizado y comenzar a sistematizar datos sobre los casos de violencia obstétrica. Permanecen las barreras a la interrupción voluntaria del embarazo y al acceso a métodos anticonceptivos, incluyendo los condones para mujeres.

 

En el Sistema de Salud todavía existen dificultades para avanzar en el diagnóstico oportuno de enfermedades como la endometriosis o el cáncer de cuello uterino; a los hombres transgénero se les dificulta acceder a exámenes ginecobstétricos; y existen quejas por chequeos médicos en donde las preguntas sobre la sexualidad de las mujeres se limitan a si tienen o no relaciones sexuales con hombres.

 

Por si fuera poco, permanecen concepciones culturales que permiten violencias y discriminaciones hacia las mujeres, como la idea de que deben “ser del hogar”, que no se metan en las finanzas, no se suban mucho la falda, no vayan de fiesta “solas”, o el hecho de no poder vivir libremente y sin estigmas su sexualidad.

 

Estas concepciones también alimentan las cifras de violencia física y feminicidios. En el 2023, se registraron 848 alertas por amenaza de feminicidio, se consumaron 630 y al menos 255 niños quedaron huérfanos por esta causa. Un estudio de la Fundación Paz y Reconciliación, Pares, reportó que las mujeres entre 18 y 59 años, representan el 88% de los casos de feminicidio.

 

Reconocer las luchas históricas de otras mujeres para avanzar

 

Hace dos siglos el movimiento internacional de mujeres salió a las calles, gracias a su vinculación al mercado laboral, a exigir derechos que no tenían. Por ejemplo, las primeras consignas en el S.XIX fueron: salarios iguales, instalaciones decentes para trabajar y no ser discriminadas por ser mujeres.

 

Mientras que en el S.XX se avanzó en el reconocimiento de derechos como la igualdad salarial, los derechos políticos, o la eliminación del derecho al marido a matar a la mujer adúltera, también se avanzó en declaraciones internacionales por la eliminación de violencias y discriminaciones contra las mujeres.

 

A través de la historia, las mujeres hemos logrado la consecución de nuestros derechos gracias a nuestra vinculación a las luchas sociales que, además, han estado atravesadas por nuestra vinculación al mercado laboral. Sin embargo, en pleno S.XXI, seguimos teniendo grandes retos para que esos derechos sean garantizados, tal y como lo demuestran las cifras anteriormente expuestas.

 

Ante esta realidad, el Gobierno Petro aún no muestra resultados concretos

 

Las promesas de campaña del Gobierno Petro, incluyeron la conformación de un Ministerio para las Mujeres y un Sistema Nacional de Cuidados, banderas que han sido parte de las exigencias del movimiento nacional de mujeres. Estas fueron unas de las razones para que en diferentes sectores de la población se esparciera la esperanza de que esto se lograría al elegir el “Gobierno del cambio”.

 

Sin embargo, el Ministerio para las Mujeres no se realizará, pues en el Ministerio de la Igualdad y Equidad quedaron incluidas las mujeres como uno de los varios sectores poblacionales. En cuanto al Sistema Nacional de Cuidados, aún se esperan avances, metas y un plan estratégico concretos.

 

El Gobierno Petro ha mantenido la postura de asumir, sin titubear, las exigencias de los organismos internacionales como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y hasta las recientes visitas de funcionarios estadounidenses, bajo la excusa de dar recomendaciones, a pesar de que estas han significado históricamente la desindustrialización y el aumento del desempleo y la pobreza en Colombia.

 

En efecto, los derechos no se garantizan y las promesas no se cumplen, por el simple hecho de estar escritos. Es un proceso que requiere de la voluntad política de los Gobiernos de turno, destinar recursos e infraestructura, definir metas medibles y alcanzables, y de la toma de decisiones soberanas, que no tengan que ser antes aprobadas por países extranjeros.

 

Las mujeres tenemos la obligación histórica de seguir exigiendo que nuestros derechos alcanzados sean garantizados, que haya acciones concretas hacia la eliminación de todo tipo de violencias y discriminaciones, y que en Colombia exista un desarrollo productivo, económico y soberano, que siente las bases necesarias para una verdadera autonomía económica de las mujeres y la eliminación de la feminización de la pobreza.

 

La soberanía sobre nuestros cuerpos y para la nación, pueden ser una realidad, si nos unimos para defenderlas.

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