15 billones perdidos: ¿Dónde está el futuro de La Guajira?
Por Juana Cordero
09 de septiembre de 2024
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La Guajira es una tierra de contrastes profundos y desgarradores. Por un lado, sus vastos recursos naturales, como el carbón, el gas y su invaluable riqueza cultural, particularmente representada en las comunidades indígenas Wayúu, deberían haber convertido a esta región en un ejemplo de prosperidad. Sin embargo, la realidad es otra. La Guajira es el departamento con el mayor número de personas viviendo en pobreza extrema, donde la riqueza de la tierra contrasta dolorosamente con la miseria de su gente. En esta región, dos de cada tres habitantes subsisten con menos de $354,000 al mes, una cifra que simboliza la desigualdad que ha sido alimentada no solo por el abandono histórico, sino por la corrupción rampante que ha desviado sistemáticamente los recursos destinados a transformar sus vidas. Mientras los recursos provenientes de las regalías del carbón y el gas han fluido hacia los bolsillos de unos pocos, la gran mayoría de los guajiros sigue sin acceso a necesidades básicas como agua potable y electricidad, viviendo en una realidad que contradice el potencial de nuestra tierra.
¿Cómo llegamos a este punto de abandono y desolación en una tierra tan rica en recursos? Desde 1994, La Guajira ha recibido más de 15 billones de pesos en regalías provenientes del carbón y el gas, una cifra que, en cualquier otra parte del mundo, habría sido más que suficiente para garantizar no solo acceso a agua potable y electricidad, sino también un mínimo de dignidad y calidad de vida para sus habitantes. Pero en lugar de observar un progreso sostenido, lo que encontramos es un paisaje marcado por el fracaso institucional y la corrupción. Las obras que debían transformar las vidas de los guajiros, como sistemas de acueducto y electrificación, son testimonio de la ineficiencia: proyectos inconclusos que se han quedado en el abandono, pozos que alguna vez proveyeron agua ahora están secos o en desuso, y jagüeyes olvidados que nunca recibieron el mantenimiento necesario. Todo esto, mientras las necesidades básicas de la población siguen sin ser atendidas.
Uno de los ejemplos más claros del desfalco es el sistema de pozos y jagüeyes para suministrar agua. Se han construido más de 6,400, pero la gran mayoría están fuera de servicio. No por falta de recursos, sino porque estos se han desviado en manos de funcionarios corruptos y proyectos mal gestionados. Cada nuevo gobierno ha sido una promesa rota, y cada escándalo una traición al pueblo guajiro.
Pero la corrupción no solo ha robado dinero; ha robado esperanza. Hoy, en La Guajira, más del 40% de la población vive en pobreza extrema, sin suficiente comida para alimentar a sus hijos. El ciclo de corrupción, abandono e impunidad ha sido implacable. Entre 2010 y 2023 se registraron 922 delitos contra la administración pública, pero solo en un 2% de los casos se dictaron condenas. La mayoría de estos crímenes están a punto de prescribir, mientras el pueblo sigue sufriendo.
Por eso, hago un llamado urgente e ineludible. No podemos permitir que la corrupción siga siendo el hilo conductor del destino de La Guajira. No podemos seguir siendo testigos pasivos de cómo las oportunidades y los recursos se desvanecen en las manos de quienes deberían estar trabajando por el bienestar de todos. Es hora de alzar nuestras voces, de exigir justicia, de romper con este ciclo interminable de impunidad que ha hecho de nuestra tierra un símbolo de abandono y corrupción. La Guajira merece más.
Este es un momento crucial, y por eso invito a todos los ciudadanos, especialmente a mis hermanos guajiros, a participar en la audiencia pública *Cero Tolerancia con la Corrupción*, que se llevará a cabo el próximo jueves 12 de septiembre a las 9:00 a.m. en el Salón Luis Carlos Galán del Congreso de la República. Será una oportunidad histórica para exigir respuestas, para denunciar, para proponer soluciones, y, sobre todo, para demostrar que La Guajira ya no será silenciada.
Tendré el honor de estar allí junto a figuras de gran integridad y compromiso como Sergio Fajardo, Jorge Enrique Robledo y Jenifer Pedraza, luchando juntos por un futuro más justo no solo para La Guajira, sino para todo el país. Este encuentro es un espacio fundamental para quienes creen que la corrupción no debe seguir marcando nuestras vidas, que la dignidad y los derechos de los ciudadanos deben ser el norte de nuestras políticas públicas.
Agradezco profundamente la oportunidad que esta audiencia representa para darle una voz fuerte y clara a La Guajira, a todos los que hemos sido olvidados durante años. Mi presencia en este espacio es un reflejo del poder que tiene la lucha organizada y el coraje de quienes no están dispuestos a rendirse. Como guajira, me siento honrada de ser la voz de mis paisanos, de representar el clamor por un cambio real. Hoy más que nunca, es el momento de unirnos, de no dar un paso atrás, y de trabajar incansablemente por la justicia y la transparencia que nuestra tierra tanto necesita.
La corrupción nos ha quitado demasiado. Es hora de que dejemos de ser víctimas y tomemos las riendas de nuestro destino. Cero tolerancia con la corrupción
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